INTERNACIONAL
EL PRINCIPE FELIPE, EN ALZA

Cae la imagen del rey español y quieren a su hijo en el trono

El escándalo de corrupción que involucra a su hija Cristina golpea a Juan Carlos, de 76 años. Baja en las encuestas y la gente apoya su abdicación. Errores políticos.

REALES. Rey y príncipe, con los ojos puestos en la infanta Cristina y su marido, que complicó a toda la familia.
| Cedoc

Juan Carlos baja en la aceptación popular, mientras su hijo, el príncipe Felipe, supera el 66% de imagen positiva. La pregunta que cabe hacerse, sin embargo, es si la Casa Real podrá resistir a las acusaciones sobre corrupción que tocan a su hija Cristina.

Faltan pocas semanas para que se cumpla un aniversario del 23 de febrero de 1981. Si bien la fecha se recuerda como “El Tejerazo”, el verdadero protagonista de los hechos que abortaron lo que fue un intento de golpe de estado fue Juan Carlos I. Durante el levantamiento militar, en la madrugada del 24, apareció el rey. Allí, en un discurso que puede considerarse como histórico, defendió el gobierno del por entonces recién elegido Leopoldo Calvo Sotelo, con argumentos que pueden contribuir a entender qué significa la crisis a la que se ve sometida hoy la Casa Real de España.

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El rey, y con él la institución de la monarquía, representó hasta hoy la unidad. Ahora que España vive en dificultades económicas y lucha contra la recesión, es el modelo de estado el que parece resquebrajarse.

Faltan también unas pocas semanas para el 8 de marzo. Ese día, la infanta Cristina, la hija del rey, deberá comparecer ante los tribunales por una acusación que para el colectivo imaginario español de 2014 es inaceptable: está incluida en un juicio de corrupción, que imputa a su marido, Iñaki Urdangarin, y que ahora la incluye, al menos como citada a declarar.

El “Caso Noos” es algo más que un escándalo. Puede representar un fin de ciclo. Para el juez de la causa José Castro, hay muchas dudas sobre la actuación de la hija de los reyes. Habla directamente de blanqueo y fraude fiscal: ‘Doña Cristina nunca declaró el dinero que ganó’. El juez apunta que “Urdangarin ‘difícilmente’ pudo defraudar ‘sin conocimiento’ de su mujer”.

El anunciado gesto de la infanta de no hacer uso de sus privilegios y someterse a la justicia (“mitigar el calvario”, según dijeron desde la Casa Real que acompañó la decisión) es también político. Una ciudadana más, una española más, que se somete a la ley y a la constitución. Mientras, las autonomías como el País Vasco (ver recuadro) y Cataluña hablan de separarse de España y ayer, “el coordinador de IU, Cayo Lara, ha reclamado ante el Consejo Político Federal de Izquierda Unida (IU) la celebración de un referéndum para que los españoles elijan continuar con la Monarquía o cambiar el modelo de Estado y convertir España en “un Estado federal republicano y solidario”.

Titubeos. Esta semana pudo verse a Juan Carlos I de 76 años balbuceante en su discurso durante la Pascua Militar. No sólo le costó llegar al final de su disertación, sino que se lo vio incómodo y con secuelas de los últimos acontecimientos. La comentada rotura de cadera en 2012 luego de una caída en medio de una cacería en Africa puede considerarse el comienzo de un declive que no sólo es biológico.

Esta misma semana el diario El Mundo, publicó una encuesta con datos significativos: el 62% de los españoles piensa que el rey debe abdicar a favor de su hijo. El número de personas con una buena o muy buena opinión sobre él cayó nueve puntos desde 2013 hasta el 41%. El porcentaje de españoles que quiere la abdicación del actual monarca en favor de su hijo aumentó un 17%, hasta el 62%. Un 56% considera que puede mejorar la imagen de la monarquía. Sin embargo, el apoyo general a la monarquía como forma de estado para España cayó por debajo del 50%, hasta el 49,9%.

Muy lejos estamos del 23 de febrero y su simbolismo. El 8 de marzo aparece como más cercano desde una mirada política. ¿Podrá un rey más joven y con mejor imagen salvar el prestigio de la casa real? Y si cae la institución, ¿seguirá vigente la idea del estado español?

 

Ofensiva vasca por la separación

Los problemas juidiciales y la economía no son los únicos que están en agenda. La torpeza política también marca el ritmo de la realidad española. Y un operativo sobre la ETA (que vive un período de decadencia) desencadenó una crisis entre el gobierno federal y la autonomía vasca. Crisis que terminó con renuncias. El Ministerio de Interior que dirige Jorge Fernández Díaz aceptó la dimisión de Alberto Gimeno, hasta ayer director de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales. El jefe de prensa tomó esta decisión tras el error cometido hace unos días, al comunicar antes de tiempo una redada contra ETA, lo que facilitó la huída de algunos implicados y la destrucción de documentos. Todo el arco político se levantó contra el ministro desde entonces: desde la izquierda, el nacionalismo e incluso la derecha no del Partido Popular, se tomó el tema como para atacar al gobierno del central.

Ayer, la mayoría abertzale vasca se manifiestó masivamente bajo el lema “Derechos humanos, acuerdo, paz”. La Eta está en pleno retroceso (se puede hablar perfectamente de decadencia). Pero errores como el cometido, lo que pueden, también, es hablar de la crisis del vínculo con la centralidad española, representada por la monarquía.
En noviembre, Canal+ Francia emitió un reportaje crítico sobre la Monarquía española que también emitió en la televisión pública vasca consiguiendo “crear una gran expectación”, según datos de Kantar.