El terror llegó a la Costa Oeste de Estados Unidos. Agresivos “calamares gigantes”, que tienen poderosos dientes y largos tentáculos, se han aproximado a las playas que van entre los Ángeles y San Diego, amenazando a los bañistas, surfistas y todo aquel que quiera adentrarse en el mar.
Se mueven de a miles, y no hay un depredador inmediato natural, por lo cual el “calamar gigante” se ha transformado en un peligro. Según los estudiosos marinos, provienen de las profundidades del mar, y por lo general solían permanecer a varios kilómetros de la costa.
Se cree que debido a un movimiento telúrico en el mar, ocurrido el pasado 12 de julio, que sacudió a una zona cerca de la costa de San Diego, los calamares se han movido y han aparecido en las playas. Otros también creen que es parte del calentamiento global. Son ciertamente criaturas agresivas, y en México los conocen como “los diablos rojos”. Nada que tenga que ver con el fútbol argentino, pero por su color y por las distintas historias que se han contado por generaciones -las que incluyen también ataques a los humanos-, los calamares voladores o gigantes son de temer.
Los calamares gigantes son carnívoros y pueden llegar a pesar hasta 50 kilogramos. Su presencia ha generado alarma, y los buzos se ven obligados a usar trajes protectores para evitar quedar atrapados por los tentáculos o ser mordidos si es que tienen que trabajar en el agua, reparando embarcaciones o trabajando en construcciones submarinas de la ciudad. Aunque muchos creen que lo mejor es ni siquiera intentarlo, ya que los calamares se ensañan con el equipo, y navegan en numerosos grupos.
(*) especial para Perfil.com