En otra muestra de que la diplomacia formal pasó a un segundo plano en la relación entre los gobiernos de Uruguay y la Argentina, el canciller uruguayo Luis Almagro se sinceró ayer: “Yo dije: ‘Se pudre todo en la relación con la Argentina’, y eso fue tal cual lo que pasó”. El funcionario aludió así a las medidas argentinas que afectaron el comercio con el país vecino y que fueron adoptadas luego de que el presidente José Mujica autorizara unilateralmente un aumento de la producción de la papelera UPM sobre el margen del río Uruguay.
“Después de esa decisión vinieron medidas de la Argentina que estaban dirigidas a Uruguay –agregó Almagro en diálogo con Radio Sarandí–. Con el aumento de producción de UPM, también nos hicimos cargo de viejos temas que estaban sobre la mesa y que habíamos logrado ir dribleando en estos cuatro años, pero a partir de esa decisión estos temas implosionaron”.
El canciller pretendió despegarse de la responsabilidad: “Esa decisión que no me correspondía tomar a mí fue tomada por el ministerio competente y el presidente, y cambió la relación con la Argentina (…). Para el comercio fue un desastre”.
Almagro se había reunido esta semana con su par argentino Héctor Timerman en el marco de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que se celebró en Uruguay. Luego del encuentro, ninguno de los dos informó si Mujica y CFK se reunirán en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en La Habana, adonde la mandataria argentina viajó ayer.
Ayer, Almagro dijo que la bilateral “no está descartada”, aunque tampoco pudo confirmarla. Fuentes del gobierno uruguayo indicaron ayer a PERFIL que la posibilidad del encuentro estaba todavía “verde”, aunque aclararon que si se produce será por iniciativa espontánea de ambos jefes de Estado y que no necesariamente se hará público.
Aunque es un hombre cercano a Mujica, Almagro no tiene mucho que hacer en el intento de recomponer la relación con el gobierno argentino. Su relación con Timerman está desgastada y no tiene llegada a otros funcionarios del gabinete nacional. “Y ni siquiera sabemos cuánto habla Timerman con Cristina”, señalaron a este diario desde la diplomacia uruguaya.
Por eso sus declaraciones fueron leídas en clave política en ciertos sectores del Frente Amplio. “En Uruguay es época preelectoral y cada uno quiere su lugar bajo el sol”, apuntó un funcionario del entorno de Pepe Mujica.
Lo cierto es que los pocos puentes efectivos de diálogo que quedan entre ambos gobiernos no son entre las cancillerías. La diplomacia formal quedó en un segundo plano y desde hace tiempo que el contacto se mantiene por vías políticas a ambos lados del Río de la Plata.
Una de las cuestiones que más preocupan al gobierno uruguayo es que la Argentina impide el paso de barcos por los puertos uruguayos en represalia por la autorización de Mujica a la ex Botnia. El mandatario aún no sabe si CFK le dará oportunidad de dialogar cara a cara sobre ese y otros temas conflictivos.
