“Esta Navidad la pasamos con papá”, habrá dicho ella, entusiasmada con el viaje oficial que su marido tenía programado a Brasil para la tercera semana de diciembre. Y como sus deseos suelen convertirse en realidad, Carla Bruni se dio el gusto de pasar la Nochebuena en compañía de su progenitor; de su marido, Nicolas Sarkozy, y de su hijo, Aurelian Enthoven.
Como una gran familia, la comitiva francesa partió del Palacio del Elíseo el pasado lunes rumbo a Río de Janeiro, la ciudad elegida para la segunda Cumbre Brasil-Unión Europea. Pero, como de costumbre, la cuestión política pasó a un segundo plano una vez que la ex modelo italiana puso un pie en Brasil, y fue su agenda de primera dama la que realmente importó para los medios de prensa locales.
La estadía de los Sarkozy se extendió a pedido de la primera dama, que deseaba aprovechar su paso por tierras cariocas para pasar la Nochebuena con su padre biológico, a quien recién reconoció públicamente este año.
La historia reza que la cantante nació fruto de una relación extramatrimonial entre su madre, la actriz Marisa Borini, y un jovencísimo italiano de nombre Mauricio Remmert. Pero fue el poderoso industrial y compositor Alberto Bruni Tedeschi quien, plenamente consciente de que no era su hija, decidió darle su apellido y criarla como propia. Un secreto de familia que la primera dama francesa recién conoció una vez que el millonario murió, en 1996.
Desde entonces, Bruni y Remmert –radicado en Brasil desde 1975– empezaron a conocerse y a verse intermitentemente, pero nunca lograron concretar el sueño de “la familia reunida para Navidad” hasta este año, cuando Bruni se ocupó de acomodar agendas y organizar una velada de Nochebuena en la ciudad balnearia de Itacaré.