El régimen libio se encuentra encerrado en una espiral de enfrentamientos y choques armados que pareciera prescribir la fecha límite de la administración de Muammar al Kadafi. La zona occidental del país del Magreb fue escenario, en las últimas horas, de duros enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas de seguridad leales a quien gobierna los destinos del país desde hace 42 años.
Tras las muestras de resistencia de los grupos insurgentes anti-Kadafi en el oeste de Libia, el autoproclamado “Guía de la Revolución” lanzó esta madrugada un nuevo ataque de seis horas contra la ciudad Al Zawiya, a 50 kilómetros de Trípoli. Testimonios aportados en la zona revelan que los soldados del régimen habrían utilizado tanques y artillería pesada.
El fracaso del contraataque de los fieles al líder libio es tomado por la oposición como una muestra de debilidad. En una rueda de prensa brindada por Kadafi este miércoles en la capital del Estado, afirmó que "los medios" son su principal enemigo, quienes “tomaron parte en los enfrentamientos”.
Asimismo, culpó a la organización radical Al Qaeda de encender las chispas necesarias para crear el conflicto y alertó que los canales de televisión del mundo “no muestran las proclamaciones públicas realizadas en defensa de Libia”.
En lo que resulta el tercer discurso emitido desde los levantamientos en su contra, el líder libio parece no tener intenciones de ceder como ya lo hicieran sus pares egipcio y tunecino. “Los factores de poder extranjeros quieren que renuncie, pero yo soy el único símbolo para mi pueblo”, lanzó.
Kadafi ordenó que sus fuerzas se dirijan a las ciudades tomadas por las milicias, sobre todo a aquellas que cuentan con producción de petróleo y gas. De esta manera, comenzaron los recientes ataques contra el enclave petrolero de Marsa el Brega, a 70 kilómetros al oeste de Bengasi.
A la par, organizaciones humanitarias advirtieron que la situación en la frontera con Túnez continúa siendo tensa. La lucha por conseguir un trozo de pan o para subir a un micro remiten a la memoria de los más trágicos años del continente africano.
El diario Libya al-Youm reportó la conformación de consejos militares focalizados para proteger las fronteras en la parte "liberada" de Libia y garantizar la seguridad de la población.
En Ginebra, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dijo que la situación en la frontera libio-tunecina "está alcanzando el punto de crisis", dado que ya son 75 mil las personas que abandonaron el país por esa línea fronteriza.
Por su parte, la administración Obama y el Reino Unido insisten en tratar de impedir que Kadafi siga utilizando sus aviones de combate contra los manifestantes. La secretaria de Estado Hillary Clinton afirmó que los Estados Unidos están “considerando la declaración de una zona de exclusión aérea de forma activa", tanto en el frente diplomático como en el militar.
En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por ahora no hay consenso. Francia, uno de los cinco países con poder de veto, adelantó que que no apoyará “ninguna intervención en Libia sin mandato de la ONU”.
Apoyo para un amigo. El presidente venezolano Hugo Chávez manifestó la necesidad de mandar a Libia una "comisión de buena voluntad para ayudar a que no se siga matando gente, son nuestros hermanos". "Estoy seguro que Estados Unidos está exagerando y distorsionado la situación para propiciar la invasión", expresó el Jefe de Estado venezolano.
Además, propuso a la comunidad internacional acompañar al pueblo libio a conseguir una salida pacífica. Chávez apuntó: "Que nadie sabe, ni sabrá lo que está ocurriendo en la nación africana. No me consta y desde esta distancia no voy a condenar, seria yo un cobarde para condenar a quien ha sido mi amigo y nuestro amigo por mucho tiempo".
Las calles libias, en tanto, recuperaron su vieja bandera: los manifestantes agitan paños con los colores rojo, negro y verde en rechazo de la imagen verde impuesta por Kadafi en apoyo al panarabismo.