Pekín – A Mao le gustaba rodearse de mujeres jóvenes, pero unos meses antes que se celebre el Congreso del Partido Comunista, el próximo otoño, las amantes de los principales dirigentes chinos deberán sentarse en el banquillo, acusadas de favorecer la corrupción en su país.
“En 2006, en un 70 por ciento de los casos de corrupción, los sobornos fueron recibidos por familiares de los cargos, incluso por las amantes”, se inquietó recientemente Liu Xirong, número dos de la Comisión de Disciplina del Partido Comunista Chino (PCC), encargada de luchar contra la corrupción.
El fenómeno de las amantes –aunque no tiene nada de nuevo ya que ni el propio Mao se libró de tener la suya, según el mismo testimonio de su médico Li Zhisui– se vio favorecido a todos los niveles por el auge económico.
“Como la presión anticorrupción del gobierno central es cada vez más fuerte, se reduce el número de actos de corrupción directa de los mandos, pero aumenta la corrupción indirecta (pasando por la familia o las amantes)”, estimó Hu Xingdu, especialista en temas chinos y profesor del Instituto Tecnológico de Pekín.
Desde hace meses, a medida que se acerca el congreso de otoño, diarios y revistas del partido multiplican los artículos que exhortan a los mandos a llevar una vida ejemplar para evitar la cólera de la población, exacerbada por la carestía de la vida (rentas, gastos sanitarios, alimentación).
Un internauta malicioso elaboró recientemente una lista de recompensas, a modo de premios Oscar, revisando los casos que dieron que hablar estos diez últimos años. Esta lista, titulada “Gran competición nacional de amantes”, fue incluso publicada hace unas semanas por un diario oficial en su página de opinión.
El Premio de la Cantidad fue para un ex responsable de Jiangsu (al este de ese país), Su Qiyao, que tuvo hasta 146 amantes. Por su parte, Yang Feng, un ex secretario del partido de una ciudad de la provincia de Anhui (centro), fue distinguido con el Premio de la Gestión.
Después de seguir un programa MBA (Master of Business Administration) en Pekín, decidió llevar a la práctica las lecciones del programa. Designó a una de sus siete amantes para “administrar” a las otras, cada una de ellas clasificada en función de sus capacidades. La llegada de una nueva y los celos provocaron la caída del sistema.
Entre los doce premios atribuidos, Men Qingping, ex número dos de Hubei, que está cumpliendo pena de diez años por corrupción, se llevó el galardón del Trabajo Duro, porque “le gustaba hacer el amor con su secretaria en la gran mesa de la sala de reuniones”.
En un editorial publicado el 22 de julio, el Diario de la Juventud de Pekín pidió a los medios de comunicación y a la opinión pública que den a conocer los “secretos personales” de los cargos y presten atención a su “patio trasero”.
Sin embargo, algunos cargos locales se consideran intocables. Wang Jing, una joven que tiene ahora 20 años, se hizo célebre en 2005 al denunciar ante la Comisión Disciplinaria del Partido a su padre, un cargo de Shandong), que le puso piso a su amante en la misma casa donde vivían su esposa con su hija. Dos años después, ese hombre pidió el divorcio y dejó a su mujer e hija sin recursos.
“Cuando lo denunció la hija, el padre le dijo: ‘Todo Shandong sabe que tengo una amante, soy intocable, ni siquiera las directivas de Wu Guanzheng (el número uno de la Comisión Disciplinaria) pueden afectarme’”, explicó la ex esposa, Yang Xili.