Tras una semana de negociaciones, los líderes del Congreso estadounidense y del gobierno del presidente George W. Bush acordaron hoy la implementación de un histórico plan de rescate financiero del sistema bancario, que deberá ser votado el lunes una vez abiertos los mercados.
Si el texto es efectivamente aprobado en la Cámara, las autoridades y el Congreso norteamericanos habrán forjado, en una semana, un intervención masiva del Estado en el sector privado sin precedentes en la historia de Estados Unidos, cuando sólo faltan seis semanas para la elección presidencial.
Bush elogió el acuerdo, que desde su punto de vista evitaría una "ruptura de todo el sistema" en la economía de Estados Unidos. El mandatario estimó en un comunicado que el plan de rescate "enviará a los mercados del mundo una clara señal de la voluntad de Estados Unidos de restablecer la confianza y la estabilidad de nuestro sistema financiero".
Por su parte, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo que "la acción rápida, eficaz y coordinada entre los dos partidos envía una señal a los inversionistas pequeños y grandes, aquí como en el extranjero, de que estamos comprometidos a tomar medidas para proteger nuestro sistema financiero".
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, dijo este domingo en rueda de prensa que "no es el rescate de Wall Street (...) Es un mensaje para decirle a Wall Street que la fiesta se acabó".
"Pienso que es un buen resultado", estimó por su parte el principal negociador republicano, Judd Gregg. El proyecto de ley "brinda al secretario al Tesoro la autoridad, los recursos y la latitud para actuar y estabilizar el mercado del crédito", explicó.
El proyecto se puede consultar desde este domingo en internet, en la página de la comisión de Finanzas de los Representantes, indicó Pelosi, antes de agregar que también se publicarán todas las transacciones del Estado durante el rescate.
El plan propuesto por Paulson prevé liberar 700.000 millones de dólares para adquirir los créditos dudosos de los bancos, duramente afectados por la crisis de los préstamos inmobiliarios de alto riesgo. Esta ayuda del Estado para sostener a Wall Street se vio con mucho recelo del lado republicano.
El senador Roy Blunt, jefe de los negociadores de los republicanos, advirtió que mostraría el proyecto de ley a su grupo parlamentario antes de pronunciarse. Algunos, como Richard Shelby, miembro importante de la comisión bancaria, rehusaron participar en las negociaciones al refutar "los principios mismos del plan".
El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, declaró por su parte el domingo a la cadena ABC que las "grandes líneas (del plan indican) que es algo que todos debemos avalar y con el que podremos avanzar. Pero la opción de no hacer nada es simplemente inaceptable".
En tanto, el rival de McCain para las elecciones, Barack Obama, deploró el precio a pagar por el contribuyente. "Cuando se le pide a los contribuyentes que tomen medidas extraordinarias a causa de la irresponsabilidad de unos pocos, no hay qué celebrar. Pero se trata de medidas necesarias", admitió.
Según las grandes líneas del plan publicado por la oficina de Pelosi, los 700.000 millones de dólares serán entregados en varios tramos. El plan daría la prioridad al cobro del Estado, tras un gasto inicial muy pesado para las finanzas públicas.
Garantizaría entre otras cosas un control público riguroso de las compras de activos invendibles a los bancos, y limitaría los "paracaídas dorados", según la expresión de Nancy Pelosi. Otras instituciones, además de los grandes bancos de Wall Street, tales como colectividades locales, fondos de pensión o pequeños bancos comerciales, podrán también beneficiarse de la oferta del gobierno de adquirir créditos dudosos.
Mientras, del otro lado del Atlántico, intensas negociaciones tenían lugar el domingo entre gobiernos y autoridades de supervisión europeas y de Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) para encontrar una solución a la crisis de confianza que padece el banco de seguros belga-holandés Fortis.
El francés BNP Paribas y el holandés ING podrían comprar una parte o todo de Fortis, pero exigen garantías del Estado, afirmaron medios belgas en sus sitios de internet.
La crisis financiera estalló hace algo más de un año en el sector "subprime" -créditos hipotecarios a riesgo- de Estados Unidos. La misma provocó estas últimas semanas la quiebra de grandes nombres de las finanzas en Estados Unidos, como Lehman Brothers y Washington Mutual y se habría cobrado una nueva víctima en Gran Bretaña, el banco en dificultades Bradford & Bingley (B&B), según la prensa de este domingo.
Fuente: DyN.