Parece una paradoja: uno de los regímenes más herméticos y anticuados del mundo cuenta con uno de los ejércitos de hackers más peligrosos de la web. La Oficina 121, como se conoce a la unidad secreta de jóvenes talentos en informática de Corea del Norte, opera en un país donde el acceso a internet es una rareza. Sin embargo, según expertos, ese aislamiento representa una ventaja en la medida en que reduce el riesgo de contraataques cibernéticos. Ha evitado, por ejemplo, la confirmación certera de que Pyongyang estuvo detrás del reciente boicot digital a Sony Pictures.
Todo lo que se sabe acerca de la elite de piratas informáticos norcoreanos llega a través del testimonio de desertores que huyeron a Corea del Sur o de informes de inteligencia de Estados Unidos y sus aliados. Washington sospecha que la Oficina 121 orquestó el ataque a Sony como represalia por la película The Interview, en la que se parodia al líder Kim Jong-un, y cuyo estreno anteayer en cines independientes estadounidenses recaudó casi un millón de dólares.
La unidad actúa bajo la órbita de la Dirección General de Reconocimiento, una agencia de inteligencia dirigida por la casta militar que gobierna el país. Según desertores, la mayoría de los miembros de la Oficina 121 son reclutados en la prestigiosa Universidad de Automatización. Las autoridades escogen a los jóvenes más destacados en ciencias informáticas de entre los cien egresados por promoción. Desde los 17 años, los elegidos reciben entrenamiento en el “arte” de la ciberguerra.
El grupo contaría en la actualidad con unos 1.800 hackers, que son considerados la élite militar del régimen. El ejército regular de Corea del Norte es uno de los más numerosos, pero también uno de los más desvencijados del mundo. Los tanques, aviones y fusiles de la época de la Guerra Fría necesitan ser compensados con la amenaza nuclear permanente de Pyongyang y con el potencial de la Oficina 121, cuyos integrantes disfrutan una paga y un status de vida acordes al destacado lugar que ocupan en la estructura militar de la nación asiática.
“El objetivo final de la ciberestrategia de Corea del Norte es lograr atacar la infraestructura de Corea del Sur y Estados Unidos”, dijo a la prensa surcoreana Kim Heung-kwang, un desertor del Norte que trabajaba como profesor de ciencias informáticas y huyó al vecino del Sur en 2004. Desde esta perspectiva, el ataque a Sony habría sido sólo una muestra del verdadero potencial norcoreano.
En 2013, más de 30 mil computadoras en bancos y medios de comunicación surcoreanos se vieron afectadas por un virus similar al que sufrió Sony días atrás. La ofensiva fue atribuida a la pandilla de “hacktivistas” norcoreanos Dark Seoul. Según la firma de seguridad digital Symantec, en aquel momento el grupo contaba con un potencial único en su capacidad para llevar a cabo ataques de alto perfil sostenidos en el tiempo. Se sospecha que los hackers de Dark Seoul trabajan como satélites de la Oficina 121.
Sin embargo, tratándose del país más cerrado del mundo, aún nadie pudo comprobarlo.