Parece un guión de Hollywood, pero no es: un iraní contrata a un cartel narco mexicano para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos. Esa es la trama que reveló la inteligencia estadounidense al detener a dos hombres que presuntamente planeaban atentados en ese país y en Argentina.
El detenido es Manssor Arbabsiar, de 56 años. Nacido en Irán, tiene la ciudadanía estadounidense y lo vinculan con facciones revolucionarias del gobierno iraní. Gholam Shakuri, el otro presunto involucrado, permanece prófugo. Está sindicado como miembro de los Quds, un grupo que se proclama guardián y exportador "de la revolución islámica" y que reporta directamente al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Hoseyni Jamenei.
La investigación surgió cuando Arbabsiar, que vivía en Texas, contactó a un agente encubierto de la DEA (organismo que lucha contra el narcotráfico) en México. Quería ayuda del cartel narco de los Zetas para asesinar al embajador árabe en Estados Unidos, Adel Al-Jubeir.
Según un comunicado del Departamento de Justicia estadounidense, el presunto terrorista aseguraba estar bajo las órdenes de su primo, un "gran general" de Irán vinculado con los Quds. En julio, Arbabsiar habría depositado 100.000 dólares en una cuenta bancaria encubierta del FBI, como adelanto del pago por el homicidio, cuyo total ascendería a 1.500.000 dólares.
El agente encubierto le prometió que cuatro hombres llevarían a cabo la operación y Arbabsiar prometió volver a viajar a México para abonar la suma completa. El plan era bombardear el restaurante donde solía cenar el embajador. Cuando el agente encubierto le avisó que otros podrían morir en la operación, el terrorista no le dio importancia.
A fines de septiembre, Arbabsiar voló a México por última vez. Las autoridades de ese país le negaron la estadía y lo subieron a un vuelo de regreso. Fue arrestado por el FBI durante un trasbordo en el aeropuerto JFK de Nueva York. Más tarde confesaría todos sus planes. No logró llevar a cabo ninguno de los intentos de asesinato.
Arbabsiar debe presentarse hoy ante la justicia estadounidense, acusado de conspiración para asesinato, intento de uso de armas de destrucción masiva (explosivos) y conspiración para terrorismo internacional, entre otros. Enfrenta una posible pena de prisión perpetua.