Michelle Bachelet volvió esta semana al Palacio de la Moneda y llegó acompañada por un gobierno con fuerte impronta femenina.
La flamante presidenta de Chile formó un gabinete nacional con una cantidad de mujeres que coloca al país andino entre los primeros del mundo en cuanto a igualdad de género en el desempeño de cargos públicos.
A las nuevas ministras se suman otras figuras como Isabel Allende, hija del ex presidente socialista y primera mujer en dirigir el Senado en la historia chilena, y Camila Vallejo, cara juvenil de la campaña electoral de la coalición Nueva Mayoría.
De acuerdo con el último relevamiento de ONU Mujeres, Chile se ubica en el puesto número catorce en un ranking de 189 países según el porcentaje de mujeres con cargos ministeriales en los gobiernos. De los 23 ministros que designó Bachelet, nueve son del sexo femenino, lo que representa el 39,1% del gabinete.
A nivel sudamericano, sólo Perú supera a Chile: el 44,4% de los ministros son mujeres. Pero la titular peruana del Ministerio de la Mujer está al borde de la renuncia por un caso de incompatibilidad de funciones.
Si su salida se concreta, Chile pasará al puesto número uno en la región, cerca de los estándares de países como Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca. Argentina figura lejos: ocupa el puesto número 48, con sólo tres mujeres en 17 cargos ministeriales (17,65%).
La cuestión de género es una vieja preocupación de Bachelet, quien se desempeñó como primera directora de ONU Mujeres entre 2010 y 2013. Una de sus primeras decisiones al asumir en La Moneda fue la transformación del Servicio Nacional de la Mujer en un ministerio.
“Me hubiera gustado que el gabinete fuera completamente paritario (mitad y mitad)”, dijo al presentar a sus funcionarios. Así fue en su primer gobierno, cuando designó diez ministros de cada sexo. De todas maneras, la nueva composición supone un avance respecto de la administración de Sebastián Piñera, en cuyo gabinete original había 16 hombres y seis mujeres.
La presencia femenina también se hará sentir en el Poder Legislativo, donde Allende ocupará un lugar preponderante como primera presidenta del Senado en la historia de Chile.
“Nuestros padres estarían orgullosos”, afirmó Bachelet –cuyo padre también fue víctima de la dictadura pinochetista– al felicitar a la hija del ex presidente socialista durante los actos oficiales por el Día de la Mujer.
Con 45 años menos que Allende, la ex dirigente estudiantil Camila Vallejo es el rostro femenino que Nueva Mayoría tiene para mostrar a las nuevas generaciones. Durante su etapa como dirigente universitaria, Vallejo criticaba duramente a Bachelet. Pero la joven terminó cediendo a las exigencias del Partido Comunista y se sumó a la coalición de centroizquierda. Tras haber jugado un importante papel en la campaña, acaba de asumir como diputada.
El círculo femenino se completa con la nómina de gobernadores que la mandataria designó para ejercer sus funciones en las distintas regiones del país: veinte de 54 serán mujeres, una cuota también inédita en la política chilena.
La lista de ministras nacionales incluye a la socióloga Claudia Pascual en el Servicio Nacional de la Mujer. Con Pascual, el Partido Comunista chileno vuelve a formar parte de un gobierno por primera vez desde la época de Salvador Allende.
Otra sorpresa fue el nombramiento de la ex senadora Ximena Rincón, ex precandidata presidencial de la Democracia Cristiana, quien desde la Secretaría General de la Presidencia se ocupará de la relación con el Parlamento.
La nómina se completa con Javiera Blanco (Trabajo y Previsión Social), ex vocera de la campaña de Nueva Mayoría; María Fernanda Villegas (Desarrollo Social), militante del Partido Socialista; la socióloga Natalia Riffo (Deporte); Aurora Williams (Minería), ingeniera y ex funcionaria de la región minera de Antofagasta; Helia Molina (Salud), especialista en Salud Pública; Paulina Saball (Vivienda y Urbanismo), ex funcionaria del primer gobierno de Bachelet; y Claudia Barattini (Cultura), quien viene del ámbito de las asociaciones civiles.
Si Bachelet está dispuesta a convertir la cuestión de género en una de las banderas de su gobierno, tiene un interesante desafío por delante: durante la campaña se manifestó a favor de debatir la despenalización del aborto terapéutico, algo a lo que se oponen incluso miembros de su coalición. Al menos no faltarán voces femeninas en el debate.