Una madre asesinó a sus tres bebés, consiguió engañar a todo el mundo durante años y recién ahora se animó a confesar el hecho. El caso, que conmueve a toda Francia, tiene como protagonista a Veronique Courjault, de 38 años, quien ayer confesó que había matado a sus tres bebés, nacidos de tres partos diferentes entre 1999 y 2003.
La mujer contó que dos de los cadáveres los guardó durante meses en el congelador de su casa familiar en Corea del Sur, donde la familia residía desde 2002 debido al trabajo de Jean Louis Courjault –su marido–. En tanto que el primer chico, sí nacido en Francia, lo estranguló y quemó en 1999.
Para los investigadores, Courjault dio a luz a escondidas en 1999, 2002 y 2003 y los tres recién nacidos fueron estrangulados nada más venir al mundo. En los interrogatorios, la madre explicó que estranguló con sus propias manos a sus dos bebés recién nacidos, en 2002 y 2003 en Seúl, y sorprendió a los investigadores al confesar un nuevo infanticidio del que no tenían constancia, en 1999 en Francia.
Sin embargo, no aclaró por qué no optó por el aborto en ninguno de los casos. La mujer se limitó a decir que, cuando estaba embarazada, tenía un “sentimiento de poder”, y que congeló los cuerpos de sus dos últimos bebés porque no tuvo el coraje de hacerlos desaparecer.
En Francia, la mujer se había desecho del primer cadáver quemándolo en la chimenea, por lo que los investigadores, que no tienen claro que ese primer infanticidio haya tenido lugar, dudan mucho de poder encontrar rastros tanto tiempo después.
La madre exculpó a su esposo de toda responsabilidad al asegurar que disimuló los tres embarazos llevando ropa más ancha y que actuó sola cuando dio a luz en su hogar y les mató. De hecho, su marido fue quien descubrió los cadáveres de los dos niños cuando volvió de vacaciones de Francia el verano pasado y quiso encontrar un hueco en un congelador, que según él, no abría desde hacía meses.
Las dudas de la Justicia. Sin embargo, un mar de interrogantes continúan sobre el triple asesinato que conmociona a Francia. En busca de pistas que ayuden a esclarecer los hechos, los investigadores de la Policía francesa viajarán lo antes posible a la capital de Corea del Sur, donde vivía el matrimonio desde 2002 y donde Jean-Louis alertó a las autoridades tras descubrir en el congelador familiar los cuerpos de dos de los recién nacidos.
“¿Cómo puede una madre matar a tres de sus hijos?”, se preguntaba el matutino Le Parisien en su portada, en referencia al principal agujero negro de la investigación.
El caso es que la mujer pasó su primera noche en prisión preventiva en la cárcel de Tours pero su marido, Jean-Louis, pudo dormir en el domicilio familiar, tras ser procesado por “complicidad en asesinato”. Courjault está acusada del asesinato de los tres niños, y seguramente será condenada a reclusión perpetua.
Los jueces dudan que el marido Neuburger haya sido totalmente ajeno a los tres embarazos y alumbramientos y a la presencia de dos cadáveres de bebés en el congelador de la familia sin tener conocimiento del hecho. “No hay nada concreto contra él pero creemos que no podía desconocer la situación”, subrayaron fuentes judiciales del caso.
El hombre, que se desempeñaba hasta ahora como ingeniero en la empresa automovilística estadounidense Delphi, se enteró de los crímenes de su esposa durante los interrogatorios de esta semana, una vez que las pruebas genéticas confirmaron que ambos eran los padres de los cadáveres encontrados en el congelador.
Así, el mismo día que fue interrogado, el marido de Courjault abandonó la comisaría para reunirse con los dos hijos de la pareja, de once y diez años. Y la familia declaró que la acusada es una mujer reservada pero también una madre ejemplar y cariñosa con sus dos primeros hijos.
A favor de la inocencia de Jean-Louis juega que fue él quien denunció el hallazgo de los dos bebés en el congelador el pasado julio en Seúl, que pasaba mucho tiempo fuera de casa por sus viajes profesionales y que quedó "estupefacto" y "en estado de shock" por las confesiones de su mujer.
En contra del marido de la mujer, el fiscal esgrime inculparle la “dificultad de admitir” que le pudieran haber pasado desapercibidos los tres embarazos y partos de su mujer y que no hubiera visto durante más de dos años los dos cuerpos en el congelador de cajones, más aún cuando los dos bebés tenían un peso elevado al nacer –entre 3,6 y 3,2 kilos–. Tampoco se sabe si estuvo al tanto de las intervenciones quirúrgicas practicadas de urgencia a su mujer en 2003, entre ellas una ablación del útero, que se debían a complicaciones en el parto, como revela el diagnóstico de la clínica coreana.
El fiscal Philippe Varin, perteneciente a la ciudad de Tours, al oeste de París –donde residía la familia hasta el momento– consideró que el triple crimen “es una drama de la miseria humana”.