Seguramente, en 2009, el ahora difunto líder libio no se imaginaba que su gobierno comenzaba a transitar por los últimos años. Lejos de pensamientos derrotistas, en aquellos días Kadafi tenía tiempo para dedicarse a tareas más placenteras que repeler el ataque de los rebeldes. Entre ellas, crear un auto de lujo extremo que, además, se fabricase en Libia.
Una vez encaminado en su ambicioso proyecto en la industria automotríz, contactó a la empresa italiana Tesco, ubicada en Turín, para que se encargue de las terminaciones y correcciones sobre el Rocket o “cohete libio”, como se lo conoce. El mismo Kadafi se encargó de dar las directivas exactas de sus pretensiones y planes de diseño, apoyado por una empresa estatal libia que quizás filtrara sus deseos, para adecuarlos a un proyecto plenamente realizable. No obstante y como resultado, un llamativo y lujoso auto deportivo en el que se ven reflejados deseos de grandeza, poder y comodidad.