Desde Roma
El premier italiano Giuseppe Conte logró superar esta semana en la Cámara de Diputados y en el Senado la pulseada del voto de confianza imprescindible para la continuidad de su gobierno, pero la crisis política sigue abierta con la oposición derechista firme en reclamar elecciones.
El lunes pasado, Conte obtuvo en la Cámara Baja 321 votos favorables frente a 259 en contra y 27 abstenciones, o sea conquistó un “sí” por arriba de la mayoría absoluta tras enfatizar la vocación europeísta, popular y socialista de su Ejecutivo y buscar “voluntariosos” que se sumaran a sus huestes.
Primero como un duro gladiador que sale a la arena y al finalizar su comunicación de casi una hora pidiendo ser ayudado en la empresa de seguir construyendo un país “moderno”, el premier destacó la necesidad de superar una crisis abierta por “irresponsables” con los cuales toda reconciliación era imposible.
El martes, como se suponía, en el Senado los números no le fueron tan favorables, y logró llegar a la mayoría, pero no absoluta, con 156 votos a favor, 140 en contra y 16 abstenciones. El detalle no menor será evitar a partir de ahora que las leyes se bloqueen en la Cámara Alta cuando no estén presentes algunos “voluntariosos” o los senadores vitalicios a causa de su avanzada edad.
El hueso duro del gobierno progresista “Conte 2”, que sucedió al “Conte 1” conformado del que formaba parte la ultraderechia, lo constituyen dos fuerzas del espectro socialista y una populista: el Partido Democratico y Liberi e Uguali por un lado, y el Movimento 5 Stelle, por el otro.
Un rompecabezas desolador. Los líderes de la derecha no perdieron tiempo. Se presentaron juntos ante el Presidente de la República, Sergio Mattarella, que es el garante de la Constitución, y lanzaron a fondo la estocada: “la centroderecha está convencida de que con este Parlamento es imposible trabajar”, afirmaron en un comunicado Matteo Salvini (Lega), Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia) y Antonio Tajani (Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi que por sus dificultades de salud no estuvo en el palacio presidencial).
El trío calificó de “inconsistente” a la mayoría gobernante y pidió “elecciones anticipadas” que, según las encuestas, podrían llevarlos a manejar el Ejecutivo.
En tanto, el “irresponsable” que desató la crisis, el ex premier Matteo Renzi (líder de Italia Viva, grupo creado luego de la separación de Renzi del Partido Democrático), apodado “il rottamatore” (destructor, el que desguaza), que era la “cuarta pata” del “Conte 2”, ahora se abre a “un compromiso” y al parecer ha dicho a sus parlamentarios que eviten las provocaciones.
El “rottamatore” exaltado, que tildó días atrás al gobierno “Conte 2” de “herida democrática, y retiró sus ministros del Gabinete lanzando munición gruesa contra Conte, ahora pidió a los suyos que disfruten del fin de semana, frase que “fue interpretada por Italia Viva como invitación a dejar decantar la situación”, escribió la agencia ANSA.
Para Conte, en tanto, asoman nubes negras en su carrera contra reloj para ampliar su base de sustentación con voluntariosos, responsables o constructores, según las denominaciones acuñadas en estos días de tensión.
Por un lado, el secretario de la Unione Democratica di Centro, Lorenzo Cesa, un posible voluntarioso, acaba de renunciar a ese cargo pues en un “maxi operativo” de hace dos días contra la ndrangheta, la mafia calabresa, está indagado por “concurso externo en asociación mafiosa”.
En este punto, el Movimento 5 Stelle confirmó su rechazo a “sujetos indagados por delitos graves”.
El tiempo apremia pues entre esta semana el Ejecutivo puede no tener los votos necesarios en el Senado para aprobar el informe del ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, al que la opositora Fuerza Italia quiere defenestrar.
Cara o cruz? Todo es posible. El frente sanitario también está golpeado en estos días, a causa del incumplimiento de la empresa farmacéutica Pfizer en el envío de sus vacunas. La campaña de vacunación, que en Italia se deslizaba con las velas desplegadas y viento a favor, para asegurar las segunda dosis a las personas inoculadas desde el 27 de diciembre hasta ahora, en algunas regiones (equivalente a provincias argentinas) se ha tenido que interrumpir con las nuevas primeras dosis programadas para personas de más de 80 años de edad.
El virus por su parte no ahorra las flechas venenosas ni las mutaciones generando también en este campo una carrera contra el tiempo.