Pese a las acusaciones del gobierno ecuatoriano contra Rafael Correa por estar, supuestamente, detrás de las protestas que se viven en el país, es importante separar a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que las protagoniza, del correísmo. Los movimientos indígenas funcionan en Ecuador de forma independiente al poder político. Tienen su propia dinámica.
De hecho le han plantado cara en muchas ocasiones a Correa, especialmente en lo que refiere a explotación de recursos naturales. Que el expresidente apoye expresamente o incluso incite la movilización por conveniencia, no quiere decir para nada que el movimiento indígena le responda a él. Por el contrario, lo consideran un oportunista. Es cierto que ambos coinciden en su aversión a las políticas de Lenin Moreno, pero hay muchas más cosas que los separan.
Los movimientos indígenas funcionan en Ecuador de forma independiente al poder político. Tienen su propia dinámica.
En Ecuador se ha dado un estallido social como consecuencia de un ajuste agravado por dos motivos: no fue negociado inteligentemente de forma amplia entre los actores relevantes y hay un sector político que quiere que el gobierno de Moreno termine anticipadamente.
El correismo quiere efectivamente que el gobierno de Moreno caiga, y haya elecciones anticipadas que permitan terminar con lo que ellos entienden como una persecución político- judicial. La CONAIE no comparte esos objetivos, porque esa no es la lucha del movimiento indígena. Sin embargo, es cierto que la dinámica de marcha indígena hacia la capital tiene un enorme poder simbólico que rememora a la caída de Jamil Mahuad, en enero de 2000.