La madrugada de este jueves trajo más violencia en Egipto, un país en dramático estado de guerra civil. Miles de partidarios del presidente Hosni Mubarak salieron a la calle a atacar a la imponente multitud de ciudadanos que reclaman la renuncia del mandatario. El saldo fueron violentos choques con un saldo provisional de 8 muertos, aunque la cifra podría ser mayor porque el descontrol es total y nadie sabe a ciencia cierta los datos finales de la violencia. Fuentes hospitalarias estimaban que hay unos 1400 heridos.
Desde el inicio de la revuelta social contra Mubarak, hace 10 días, las cifras más atinadas hablan de "al menos" 130 muertos. Los choques entre los manifestantes que apoyan el gobierno y quienes están en contra han convertido a las calles de El Cairo en campos de batalla, en una de las jornadas más violentas luego que el mandatario egipcio negara dejar el cargo en este momento y llamara a elecciones libres.
Ayer miércoles los detractores exigieron la salida inmediata del poder del actual presidente, manifestándose en el centro de El Cairo y la plaza Tahrir, una extensa explanada de la capital del país, donde las fuerzas del ejército se desplegaron para controlar el orden público. Un periodista de la AFP escuchó al menos cinco disparos y vio un herido por impacto de bala, sin poder determinar de dónde procedían y el tipo de armas con los que fueron efectuados.
Miles de partidarios de Mubarak habían irrumpido a primeras horas de la tarde en esa plaza. En cuestión de minutos, los dos bandos empezaron a lanzarse piedras, a golpearse a palos, lanzar molotov, botellas incendiarias y disparos de gases lacrimógenos.
Los periodistas no se libraron de los golpes. El ejército tuvo que intervenir en la plaza Tahrir para socorrer al camarógrafo de una televisión canadiense al que la multitud quería linchar. Y, según testigos, los partidarios de Mubarak se ensañaron con periodistas que abandonaban la plaza. Varios reporteros fueron detenidos, además, por no respetar el toque de queda.
Por la noche, el vicepresidente Omar Suleimán reiteró el mismo llamado y advirtió que el diálogo con la oposición no podía empezar mientras hubiera manifestaciones.
Las tensiones aumentaron luego de que Mubarak, el martes informara su decisión de abandonar el poder en septiembre, cuando concluya su mandato. Y el miércoles de mañana, el régimen tomó medidas que parecían apuntar a apaciguar los ánimos, como la de acortar tres horas el toque de queda (de 17 horas a las 08 horas a partir del miércoles) y la de restablecer las conexiones a Internet.
Fuente: AFP