Japón afronta un problema con respecto a la población de edad avanzada, pero no tiene que ver con algo relacionado con la salud. Según las autoridades, hay una tendencia creciente a que los ancianos nipones cometan delitos.
Las estadísticas del gobierno publicadas en noviembre pasado muestran que los delincuentes mayores de 65 años ahora tienen más probabilidades de reincidir dentro de los dos años de su liberación de la prisión que los delincuentes más jóvenes.
Un total de 2.498 pensionistas recibieron sentencias de prisión en 2016, principalmente en los casos de robo en tiendas y hurtos, lo que representa cuatro veces más respecto de la cifra de 1997. Las dos razones que explican la "ola de delincuencia gris" de Japón serían la pobreza y la ruptura de la familia nuclear tradicional.
El último caso que volvió a poner el foco en esta problemática es el de Kazutoshi Yamaguchi, un hombre de 69 años que fue detenido el lunes pasado después de presuntamente intentar robar una cartera que contenía 6.000 yenes (55 dólares) de una joven de 19 años en el subte de Tokio.
Según la policía, el hombre dio un argumento curioso una vez arrestado: "Tomé la cartera porque simplemente apareció frente a mí". Se cree que el sospechoso haya aprovechado al máximo su imagen como un pensionista no amenazante para pasar desapercibido entre los pasajeros de los transportes públicos.
Las autoridades no han proporcionado detalles de cuántas veces ha sido detenido el carterista, aunque fue arrestado por primera vez en el año 1965. El sitio web Tokio Reporter afirmó que la policía conoce al sospechoso como "Bagmaster Yamaguchi" ('Maestro de las carteras Yamaguchi').