Durante el día de ayer, varias fuentes de las Fuerza Aérea de Brasil sugirieron que la colisión entre el jet Legacy y el Boeing 737 de la línea Gol, que dejó como saldo a 155 muertos, fue consecuencia de un error humano. Ahora, el análisis de la caja negra del jet parece confirmar la teoría.
Según el diario brasileño O Estado, la investigación determinó que al momento del choque no estaba funcionando el transponder, un aparato que permite determinar con precisión el lugar y la altura a la que se encuentra la aeronave.
Todavía falta establecer si el equipo no estaba en funcionamiento por un problema técnico o si había sido desconectado por los pilotos, Joseph Lepore y Jean Paul Paladino.
Ellos por su parte niegan haberlo apagado intencionalmente e insisten con que la torre de control de Brasilia los había autorizado a volar a esa altura.
Según el diario, algunos especialistas señalaron la posibilidad de que los pilotos lo hayan desconectado a propósito para poder realizar maniobras no permitidas sin que lo detectasen los radares.
Otro de los puntos que intenta determinar la pesquisa es por qué el Legacy volaba a 37 mil pies, cuando debía volar a 36 mil.
Fuentes de aeronáutica afirmaron además que los conductores de la aeronave habrían ignorado una serie de llamados por radio.
Aunque los pilotos no fueron detenidos, permanecen en Brasil adonde están siendo interrogados por los investigadores. Desde hace varios días, la policía confiscó sus pasaportes, con lo que no pueden dejar el país.
Según fuentes oficiales, podrían ser acusados por los delitos de homicidio culposo y atentado contra la seguridad en el transporte aéreo.
Aún cuando hay varios indicios que indicarían que se trató de un error humano, todavía sigue en pie la hipótesis de un problema de comunicación entre las torres de control en Brasilia y Manaos.
El choque entre el Boeing y el Legacy se produjo el viernes pasado en espacio aéreo brasileño, sobre el estado de Mato Grosso. Los 155 ocupantes del avión de Gol murieron cuando cayó en picada, mientras que los dos pilotos y los cinco pasajeros del jet salieron sanos y salvos, después de que lograron aterrizar de emergencia en una base militar en medio del Amazonas.
Algunos de los cadáveres ya fueron recuperados y empiezan a ser reconocidos por los familiares.