INTERNACIONAL
ARABIA SAUDITA

Cuatro princesas denuncian ser presas del rey hace 13 años

La situación de Sahar yJawaher, elevada a la ONU, desnuda cómo son tratadas las mujeres en ese país.

| Twitter @AlanoudDAlfayez

Cuatro hijas del rey Abdallah de Arabia Saudita denunciaron que permanecen como prisioneras en un palacio real desde hace 13 años y elevaron su denuncia ante el organismo de Derechos Humanos de la ONU.

Según el diario británico The Sunday Times, las princesas Sahar (de 42 años), y Jawaher (38 años) están retenidas en contra de su voluntad en una villa protegida en el complejo real en Jeddah, una de las residencias de su padre. "En la entrada principal de la villa en los terrenos del Palacio Real, la puerta grande de metal está cerrada con candado en todo momento", indicó el Times. "Un guardia vigila día y noche. La seguridad es rígida. No se permite que nadie entre o salga del lugar sin permiso".

Las afirmaciones de estas dos princesas de la Casa Al-Saud arrojan luz sobre el hermético mundo de la familia real de un país donde las mujeres son tratadas efectivamente como ciudadanos de segunda clase. Este es, por ejemplo, el único país del mundo que prohibe a las mujeres conducir. Según la "Shariah" -ley religiosa que rige todos los aspectos de la vida saudita-, las niñas y las mujeres tienen prohibido viajar, salir a comprar o incluso someterse a ciertos tratamientos médicos sin el permiso expreso de sus tutores masculinos, que suelen ser sus padres, hermanos, maridos o hijos, dependiendo del estado civil de la mujer.

Las esposas e hijas de los reyes y príncipes sauditas -que en la mayoría de los casos tienen más de dos esposas- deben ajustarse a la misma ley que cualquier mujer saudita, y no se les permite ser vistas en público, aunque pueden solicitar el divorcio y disponer de los lujos inherentes a su posición dentro de la monarquía. El actual rey, Abdallah, monarca desde 2005, habría tenido nueve esposas a lo largo de su vida, y tuvo una descendencia de al menos 20 hijas y 15 hijos.

Las restricciones supuestamente impuestas a las cuatro princesas van mucho más allá de lo permitido por la ley saudita. En correos electrónicos y entrevistas telefónicas al Sunday Times, Sahar y Jawaher alegaron que sus hermanas Hala (39 años) y Maha (41), también se encuentran detenidas e incomunicadas, en casas separadas del palacio de Jeddah. Su madre, Al-Anoud Al-Fayez, que está divorciada de monarca saudita escribió a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU (OACDH) para que intervenga. 

Al-Anoud informa que sus hijas están "encarceladas, retenidas contra su voluntad y aisladas del mundo", según consta un informe publicado en The Sunday Times, diario que informa que las princesas se mantienen por sí solas, sin nadie que les ayude con las tareas domésticas y que para salir a comprar comida necesitan el permiso de un medio-hermano, a quien el rey Abdallah encargó la custodia de las princesas.

Las involucradas sospechan que se trata de un medio para controlarlas y castigar su pensamiento "revolucionario". La princesa Sahar cuenta que en los años 90 consiguió trabajo como cajera de un banco a través de un amigo, cosa que le gustaba porque "me salvó de la monotonía y el tedio de la vida en Arabia", pero el rey se enojó diciéndole que no quiere que ninguna de sus hijas sea una simple empleada, y la encerró.

Sahar afirma que ella y sus hermanas disfrutaron de una niñez privilegiada pero que la animosidad hacia ellas creció después de que comenzaran a quejarse ante su padre acerca de la pobreza que padece la mayoría de los sauditas mientras la Casa Saud disfruta de los privilegios de los millones que provienen del petróleo. Mientras tanto, Hala, licenciada en psicología, cree que su situación actual se debe al hecho de haber reclamado a su padre por los opositores políticos del régimen saudita que fueron encerrados en las salas de psiquiatría del hospital donde trabajaba.

Las princesas temen seguir la suerte de otros miembros de la familia real, que están fuera de la ley ni exentos de los castigos que impone la Shariah. Tal fue el caso del príncipe Musaid, ejecutado públicamente en 1975 después de asesinar a su tío, el rey Faisal. Dos años más tarde, la princesa Misha'al bint Fahd corrió la misma suerte tras haberse enamorado de un joven libanés y haber intentado huir de Arabia Saudita. Su casos son apenas ejemplos de los castigos que padecen las mujeres en un país donde incluso las que son violadas reciben castigos.

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(*) Especial para Perfil.com | En Twitter @DariusBaires.