ROMA. - El Belcebú de la política italiana, Giulio Andreotti, símbolo del poder, que representa lo mejor y lo peor de Italia, por su hablar culto y a la vez divertido, su cinismo y habilidad, cumple 90 años el miércoles.
El político devoto, que acude a misa todos los días a las siete de la mañana, que es capaz de conversar con los papas en latín, que fue siete veces primer ministro y 20 veces ministro, festejará sobriamente casi un siglo de vida.
"Esperaré a cumplir los 100 años para organizar una gran fiesta", advirtió el divino, el incombustible, el equilibrista, como ha sido calificado el hombre que manejó las riendas del poder en Italia por medio siglo.
Nacido en Roma el 14 de enero de 1919, Andreotti, senador vitalicio, ha recibido una verdadera andanada de elogios y homenajes por parte de columnistas, políticos y personalidades, que recuerdan el odio y a la vez admiración que el célebre político suscita en generaciones enteras de italianos.
Andreotti, que se ha salvado de todos los escándalos en los que ha estado relacionado durante más de 60 años en la política, desde los contratos en el sector del petróleo de los años 60, hasta el secuestro y muerte de Aldo Moro en 1978 y la acusación de complicidad con la Cosa Nostra en los años 90, fue uno de los líderes más influyentes de la Democracia Cristiana.
Sus eternos enemigos no le han ahorrado por estos días flechazos envenenados: "Un gran estadista. Del Vaticano. El secretario permanente de la Santa Sede", lo definió el domingo el ex presidente de la República Francesco Cossiga, rival y copartidario, en el diario Il Corriere de la Sera.
A pesar de la edad, Andreotti hace alarde aún de su sorprendente ironía y sentido de humor y ha aceptado participar en importantes programas de televisión y concedido entrevistas a diarios y noticieros.
Pocos días antes del nonagésimo cumpleaños, confió su legendario y temido archivo personal con 3.500 carpetas, entre ellas 200 sobre el Vaticano y 80 sobre Estados Unidos, al católico Instituto Don Sturzo.
"Conozco algunos secretos de Estado, pero me los llevaré al paraíso. Nunca me ha gustado la política escándalo", aseguró en una entrevista al diario La Repubblica.
"El inoxidable", que fue miembro de la Asamblea Constituyente en 1946 a los 27 años e inició su carrera parlamentaria en 1948, reconoció que si tiene un deseo, es el de que Dios le conceda "una prórroga".
El personaje, probablemente el político que tiene "más cadáveres escondidos en el armario", es también recordado por sus frases célebres.
"El poder desgasta a quien no lo tiene", "aparte las guerras púnicas, me han hecho culpable de todo", "es pecado pensar mal de los otros, pero con frecuencia se acierta", son algunos de sus aforismos que han pasado a la historia.
Sus relaciones privilegiadas con el Vaticano, iniciadas cuando era un brillante estudiante de jurisprudencia y frecuentaba la biblioteca de la Santa Sede, lo convirtieron en el rostro político de la Iglesia Católica.
"Ha sobrevolado con envidiable levedad la larga reseña de los años pasados", escribió el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, tras dedicarle una amplia entrevista en la que habla de su juventud, de algunos de los seis pontífices que conoció de cerca, de historia pasada y del futuro.
Con su habitual tono enigmático confesó su mayor fracaso personal: no haber llegado a ser Presidente de la República.
"Como los militares miran las insignias de los generales, yo también tenía aspiraciones, objetivos importantes", confesó Andreotti.
Fuente: AFP