En Holanda, los productores de queso Edam le dieron trabajo a los jueces, discutiendo sobre los "derechos de autor" de un sabor, obviamente de queso. La disputa fue entre Levola, quesería de la localidad de Hengelo, al este de los Países Bajos, airada demandante de Smilde Foods, empresa de Heerenveen, un pequeño pueblito del norte holandés.
La queja de Levola ante los tribunales fue puntual: Smilde puso a la venta un queso llamado Witte Wievenkaas, con idéntico sabor del Heks’nkaas de Levola, por lo que esta consideró que "esa copia afectaba sus derechos de autor".
Sin embargo, el tribunal holandés que intervino en el tema consideró que "no se puede registrar como propio el sabor de un queso, ni tampoco de ningún otro producto alimenticio", elevando tal recomendación al Tribunal Superior de las Comunidades Europeas (TJCE), para que la convierta en una norma que rija en todo el Viejo Continente
"No se puede registrar como propio el sabor de un queso, ni tampoco de ningún otro producto alimenticio", (TJCE).
"La ley de derechos de autor de la UE no debería extenderse al gusto de los alimentos", indicó en las consideraciones el Abogado General Melchior Wathelet, sugiriéndole al tribunal holandés que los derechos de autor "solo pueden registrar derechos sobre las cosas que se pueden ver o escuchar".
"El sabor de un producto alimenticio no se puede comparar con ninguna de las 'obras' protegidas' por la legislación de derechos de autor", escribió Wathelet, precisando "que yo sepa ninguna otra disposición en el derecho internacional protege, por derecho de autor, el sabor de un producto alimenticio".
Ahora se aguarda la resolución del Tribunal Superior de las Comunidades Europeas (TJCE), aunque expertos en temas judiciales indicaban que en la mayoría de los casos el Tribunal sigue los consejos del Abogado General.