A 12 días del asentamiento, el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, ordenó a la policía catalana desalojar por la fuerza al "Movimiento de los Indignados" que estaban instalados en Barcelona.
Los cables internacionales aseguran que "Los Mossos d'Esquadra", como se conoce a la fuerza de seguridad, llegaron con cachiporras para despojar a quienes bloqueaban los camiones de limpieza con pertenencias de los ocupantes, en la Plaza de Catalunya.
Al menos 43 personas resultaron heridas, según el diario El Mundo y 2 quedaron detenidas.
Se calcula que 300 manifestantes, al grito de "no tenemos miedo", intentaron resistir la embestida - organizada, según el gobierno español, por cuestiones de "higiene": de acuerdo a las autoridades catalanas, no se buscaba desalojar a los ocupantes si no quitarlos temporalmente por los eventuales festejos en la plaza si el Barça gana la final de la Champions.