Donald Trump está cada vez más atrapado en un dilema de hierro: si mantiene el aislamiento y las medidas restrictivas puede “achatar la curva de contagio” del coronavirus, pero si lo hace, seguirá golpeando a la economía, que era su gran apuesta para lograr la reelección en noviembre.
Las cifras de víctimas del Covid-19 siguen creciendo y ya superan las 50 mil muertes, mientras se profundiza la crisis económica generada por las medidas para contener la pandemia, que dejaron sin trabajo a más de 26 millones de norteamericanos en apenas cinco semanas.
Ayer, según los datos de la universidad Johns Hopkins, las cifras de fallecimientos por el coronavirus alcanzaron los 50.031 casos, una cuarta parte del total del mundo, mientras que los casos registrados son 870.469. Los curados son 80.937 personas.
El único dato positivo es que el país ha logrado finalmente incrementar en forma significativa el número de tests, hasta los 4.600.000, lo que permite a las autoridades sanitarias identificar los vectores de contagio.
Economía. Además del costo humano, la pandemia ha tenido un efecto devastador en la economía norteamericana. Sumando los datos de las últimas seis semanas se puede observar que la crisis generada por el coronavirus destruyó 26,7 millones de empleos.
Trump, que disputará un segundo mandato presidencial en noviembre, había hecho de la buena marcha de la economía estadounidense uno de sus principales argumentos de campaña, pero desde marzo la pandemia ha trastocado todo.
El Congreso aprobó un plan de ayuda a la economía y los hospitales para hacer frente a la pandemia, que el presidente firmó ayer, mientras se conocía un estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso que estimó que el déficit federal para el año 2020 llegará a los 3,7 billones de dólares, el de mayor peso en la economía del país desde la Segunda Guerra Mundial.
El nuevo paquete de ayudas comprende 320 mil millones de dólares en préstamos a las pequeñas y medianas empresas, duramente golpeadas por la crisis del Covid-19, con el fin de que conserven a sus empleados.
Un primer plan había recibido fuertes críticas porque comprendía a grandes empresas. Esta vez, tiene medidas que beneficiarán a las empresas más pequeñas, que no siempre tienen relaciones con los bancos.
También se incluyeron 60 mil millones de dólares de asistencia a otros sectores afectados, como el agrícola, 75 mil millones para los hospitales y 25 mil millones para reforzar la realización de tests, una medida clave para permitir el relanzamiento de la actividad económica.
Revivir. Pese a las constantes inyecciones de ayuda económica a los negocios, estados como Nueva York han criticado la falta de coordinación con el gobierno federal a la hora de trazar una respuesta unificada al virus.
El presidente está ansioso por “revivir” la economía del país y estimular el regreso a la normalidad, pero los gobernadores se muestran divididos respecto de las medidas a tomar.
Mientras Nueva York mantiene la cuarentena en pleno apogeo de la curva de contagios, estados como Georgia u Oklahoma han comenzado a aliviar medidas de restricción recomendadas por los expertos de la Casa Blanca.
Algunos no han esperado para permitir que las empresas vuelvan a funcionar, cuando se multiplican las protestas en reclamo de un retorno a la normalidad a pesar de las advertencias de los científicos.
En Georgia, los peluqueros, los salones de belleza y de tatuajes, pero también los locales de bowling, entre otros negocios, reabrieron a partir de ayer. El próximo lunes será el turno de cines y restaurantes, sujetos a estrictas reglas de distanciamiento social y limpieza.
En Florida se podrá volver a las playas desde mañana, y ciertas actividades se han reiniciado cuidadosamente desde el lunes en Texas y Vermont.
Trump había pedido un relanzamiento, pero al mismo tiempo la Casa Blanca recomienda que en los estados donde se decida relajar las restricciones se registren al menos 14 días de caída de los contagios, lo que no ha sido el caso en Georgia.
Lo “sacaron de contexto” con el desinfectante
AFP
Donald Trump minimizó ayer su sugerencia de inyectar desinfectantes para combatir el coronavirus al decir que hablaba con sarcasmo, luego de que la Casa Blanca acusara a los medios de sacar de contexto las declaraciones del mandatario. “Estaba preguntando sarcásticamente a reporteros como tú, solo para saber qué pasaría”, dijo Trump a un periodista en la Casa Blanca.
El jueves, es la conferencia de prensa sobre el Covid-19, Trump dijo a los expertos que lo acompañaban: “Observo que el desinfectante lo noquea (al coronavirus) en un minuto. Un minuto. ¿Habría una posibilidad de hacer algo así con una inyección al interior, como una limpieza? Habrá que apelar a los médicos para esto, pero me parece interesante”, señaló, y mencionó también la posibilidad de recurrir a “los ultravioletas” o a “una luz muy potente”, que se podría proyectar “al interior del cuerpo” para combatir el virus. Sus palabras generaron una visible molestia en la doctora Deborah Birx, coordinadora de la célula de crisis implementada por la Casa Blanca para luchar contra la pandemia, registrada en un video que dio vuelta al mundo. Varios especialistas, y hasta los principales fabricantes de desinfectantes, pidieron a la población que no se inyectara el producto. Tras las repercusiones, la portavoz de la Casa Blanca Kayleigh McEnany acusó a los medios de descontextualizar las declaraciones. “El presidente declaró en numerosas ocasiones que los estadounidenses deben consultar a los médicos sobre los tratamientos contra el coronavirus, un punto en el cual insistió durante su rueda de prensa de ayer”, dijo.“Es cosa de los medios el citar irresponsablemente al presidente Trump fuera de contexto y publicar titulares negativos”, agregó.
