INTERNACIONAL
estallido social

Dilma cayó en las encuestas por culpa del "brasilerazo"

La presidenta perdió 27 puntos de aprobación en veinte días. Tiene la peor imagen desde que asumió.

El rostro de la protesta. Dilma Rousseff muestra su peor cara tras varias semanas de protesta social.
| Cedoc

La peor pesadilla de Dilma Rousseff se hizo realidad. La ola de manifestaciones que se desató hace más de dos semanas ya alcanzó a la figura de la presidenta de Brasil, cuya popularidad cayó 27 puntos en sólo veinte días y está en su peor momento desde que asumió en enero de 2011. Según una encuesta difundida ayer por Datafolha, su imagen positiva cayó de 57% a 30% en el último mes, en el que un millón de brasileños salió a las calles a expresar su descontento.

El sondeo reveló que la caída de la popularidad de la jefa de Estado se debe al manejo de la crisis política y social actual. Los manifestantes reclaman una reforma política, repudian el aumento de la tarifa de transportes, piden mayor gasto en salud y educación, y cuestionan los gastos millonarios en infraestructura para el Mundial de Fútbol de 2014.

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Pero, además, el traspié de Rousseff se debió a una peor percepción de la gestión económica de su gobierno, cuya evaluación se derrumbó del 49% al 27%. Según el estudio de opinión, que consultó a 4.717 personas en 196 municipios del país, la expectativa de un aumento de la inflación subió –con respecto a la primera semana de junio– del 51% al 54% y la percepción de que el desempleo crecerá trepó del 36% al 44%.

La caída de la imagen de Dilma es dramática si se toma su mejor desempeño desde que asumió la presidencia. La mandataria alcanzó esa cifra en marzo de este año, al cosechar el 65% de valoraciones positivas. Desde ese entonces, no hizo más que caer. A su vez, la cantidad de encuestados que califican a su gobierno como “malo o pésimo” aumentó de 9% a 25% desde el último sondeo del 6 y 7 de junio.

El único dato positivo para el oficialismo fue el masivo apoyo a la propuesta del plebiscito para realizar una reforma política como respuesta a las manifestaciones de protesta. El 68% de los brasileños cree que Rousseff actuó bien al proponer una consulta popular para introducir cambios políticos estructurales mediante una Asamblea Constituyente.

Sin embargo, ese apoyo no eclipsó el ambiente pesimista que inunda las calles de las principales ciudades del gigante sudamericano. El peor momento de Rousseff coincide –dentro del margen de error de 2 puntos de la encuesta– con el vivido por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva durante el escándalo de corrupción del mensalão, cuando su popularidad cayó en 2005 al 28% y fue la más baja de su gestión. Sin embargo, en esta ocasión la ciudadanía no cuestiona la ética de la jefa de Estado, sino que interpela a la cúpula del Partido de los Trabajadores (PT) y al resto de los partidos políticos, a los que percibe como burocráticos y corruptos.

Ante el temor de recibir nuevos abucheos y silbidos –como en la inauguración de la Copa de las Confederaciones–, la jefa de Estado eliminó de su agenda de gobierno la asistencia a la final, que enfrentará hoy a Brasil y España. La prensa local informó ayer que Rousseff no quiere pasar por un trance similar al vivido hace una semana y que en su lugar envió al ministro de Deportes, Aldo Rebelo. Su ausencia habría causado malestar en el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que en los días previos se había manifestado a favor de compartir la ceremonia.

En octubre de 2014 habrá elecciones en Brasil. Rousseff, que antes de las protestas era favorita para ganar en primera vuelta los comicios, aún no confirmó si buscará la reelección. Con el cambio del clima político, nadie sabe si el PT –con Dilma o Lula– podrá conquistar nuevamente a la mayoría de los brasileños.