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Dilma condicionó su viaje a Washington si no se aclara el espionaje al que fue sometido Brasil

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ap/afp
Desde San Petersburgo
Tras la cumbre del G20 en San Petersburgo, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó ayer que su colega estadounidense, Barack Obama, asumió “personalmente” la responsabilidad de dar una respuesta ante el reclamo de su gobierno, que fue espiado por la Agencia Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos (NSA). De esa forma, la mandataria, que comparó el espionaje con el terrorismo, condicionó su viaje a Washington a la posición que adopte el jefe de Estado norteamericano.
“Obama asumió la responsabilidad directa y personal por la investigación de las denuncias de espionaje. El presidente Obama se comprometió a responder sobre lo que le ocurrió al gobierno brasileño hasta el miércoles 11”, declaró Rousseff al concluir su participación en la Octaba Cumbre del Grupo de los 20. “Mi viaje a Washington depende de las condiciones políticas a ser creadas por el presidente Obama”, advirtió Rousseff y, de esa manera, expresó la posibilidad de cancelar la visita de Estado programada para octubre.
En la reunión reservada que tuvieron Rousseff y Obama el jueves, se respiró tensión y nerviosismo. La crisis bilateral originada por las operaciones de la NSA en Brasilia, que tuvieron como blanco a la presidenta y a gran parte de su gabinete, estalló tras las denuncias del periodista Gleen Greenwald, del diario británico The Guardian. Y llegó a su punto máximo esta semana, cuando el Planalto canceló el viaje de una comitiva de diplomáticos que debían llegar a Washington para preparar el arribo de Rousseff en octubre.
Según revelaciones del topo Edward Snowden, las comunicaciones de Rousseff fueron violadas por la agencia de inteligencia estadounidense. A partir de esa revelación, el tono adoptado por el Palacio del Planalto se endureció y el canciller Luiz Alberto Figueireido denunció violación de la “soberanía nacional”. En tanto, Rousseff consideró “gravísimo espiar a un país democrático” y consideró que el espionaje es “peor o igual” que el terrorismo.