Únicamente con sus pertenencias personales, entre las que se cuentan su biblioteca privada y varios muebles, la destituida presidenta de Brasil Dilma Rousseff comenzó esta mañana su mudanza desde el Palacio de la Alvorada en Brasilia, hacia Porto Alegre, al sur del país.
Según consignó el matutino brasileño O Globo, la ahora expresidenta del vecino país abandonará esta tarde de manera definitiva la sede del Poder Ejecutivo dejando atrás su cargo en el cual permaneció por seis años.
Dilma dejó afuera de la mudanza a los regalos recibidos de los jefes de Estado durante los años que presidió Brasil. Su abogado aseguró a los medios locales que se catalogó cada artículo de la residencia, incluyendo las fotografías, "para evitar cualquier tipo de cuestionamiento" por parte del Gobierno de Michel Temer.
Es que la administración del mandatario recientemente designado en reemplazo de Rousseff promovió una investigación sobre objetos desaparecidos de la colección presidencial, según consignó O Globo. Parte de la mudanza de las pertenencias de Rousseff serán trasladadas en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña. El resto será realizado en cuatro camiones de mudanza. Cada camión puede transportar hasta 18 toneladas. Los gastos de todo el traslado corre por cuenta del Gobierno nacional.
Como la gran cantidad de muebles y objetos supera la capacidad de su modesto departamento de Porto Alegre, debió alquilar un depósito en la ciudad para guardar el resto de sus bienes.
La exguerrillera de 68 años, elegida presidenta en 2010, fue destituida en un proceso de impeachment, bajo la acusación de haber manipulado las cuentas públicas para ser reelegida en 2014.