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Moscú
Una semana después del asesinato frente al Kremlin del opositor liberal ruso Boris Nemtsov, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) anunció ayer la detención de dos sospechosos de haber perpetrado el crimen. Anzor Gubashev y Zaur Dadaev, originarios del Cáucaso, fueron acusados del homicidio por las autoridades.
“Los detenidos participaron tanto en la organización como en la ejecución del asesinato”, precisó el Comité de Instrucción de Rusia (CIR).
Alexandr Bortnikov, jefe del FSB, declaró que el presidente Vladimir Putin ya fue informado de los resultados de las pesquisas. “Continúa el trabajo para desenmascarar a los individuos implicados de una u otra forma en el crimen”, dijo Vladimir Markin, vocero del CIR, quien destacó “el corto plazo de tiempo” que se necesitó para lograr “los primeros éxitos” en la investigación. Lo que no pareció sorprender a nadie, ni a las autoridades ni a la oposición, fue que los sospechosos procedieran del Cáucaso, considerado en Rusia como un “granero” de asesinos a sueldo. De la República de Chechenia procedían también los asesinos de la periodista Anna Politkovskaya, crítica con el Kremlin. Ese crimen aún no fue esclarecido por la Justicia rusa.
“El rastro del Cáucaso era una de las principales versiones del crimen. Para las fuerzas de seguridad, y para el país en general, es vital que el crimen sea resuelto en breve”, dijo Oleg Denisenko, vicepresidente del comité de seguridad de la Duma –Cámara de Diputados rusa.
Según una fuente de seguridad citada por la agencia Interfax, los detenidos son los ejecutores de Nemtsov, quien falleció en el acto tras recibir cuatro disparos por la espalda, al filo de la medianoche del pasado 27 de febrero, en un puente cerca del Kremlin. “Tras el crimen, casi de inmediato las fuerzas de seguridad encontraron buenos rastros para esclarecer este caso”, señaló la fuente, que agregó que fue clave el hallazgo del auto en el que se dieron a la fuga. Sin embargo, aún no fueron apresados los ideólogos e instigadores del asesinato.
Sobre eso se expresó el jefe del Comité de Derechos Humanos adscripto al Kremlin, Mijail Fedotov, quien aseguró que, además de apresar a los autores materiales, hay que desenmascarar a todos los implicados. “Es una buena noticia”, aseguró, por su parte, Vadim Projorov, abogado de Nemtsov, quien agregó que la familia de la víctima desea que los detenidos confiesen su participación en el hecho.
Los dirigentes cercanos a Nemtsov acusaron al Kremlin por el crimen. No aventuraron que Putin encargó el asesinato, sino que lo señalaron por crear el caldo de cultivo para el homicidio al plantar la “semilla del odio” contra los que criticaron la anexión de Crimea y se opusieron a la injerencia militar en Ucrania.