España e Italia, los dos países europeos con mayor cantidad de víctimas del coronavirus –más de 30 mil muertes el primero y más de 26 mil el segundo–, viven una guerra política interna entre sus gobiernos centrales y regionales sobre la forma de llevar adelante la “desescalada” de las medidas restrictivas aplicadas por la pandemia.
Tanto Madrid como Roma se enfrentan a una dura ofensiva de varias regiones que exigen una apertura mucho más rápida, pese a que no en todos los casos se dan las condiciones exigidas por las autoridades sanitarias para ir levantando el confinamiento, como la reducción del número de contagios por un período de al menos 14 días.
En Italia, el último choque se produjo en Calabria, donde la Justicia anuló, a pedido del gobierno de Giuseppe Conte, la disposición de la presidenta de la región, Jole Santelli, que había autorizado la apertura de bares y restaurantes.
Al anular la medida, el tribunal regional recordó que “toca al presidente del Consejo de Gobierno determinar las medidas necesarias para enfrentar la difusión del virus Covid-19, mientras que las regiones deben intervenir solo dentro de sus límites”.
Otro frente para el gobierno de Conte lo representa la región del Véneto, cuyo presidente, Luca Zaia, ya adelantó que espera que Roma decida levantar restricciones el 18 de mayo, o si no lo hará el gobierno regional. “Espero que se decida algo rápido. Las peluquerías, los restaurantes y otros sectores no pueden enterarse el 17 que al día siguiente podrán abrir. Así no funciona la cosa”, dijo. Zaia fue particularmente crítico con una de las medidas que se estudian, que es determinar que las mesas en los restaurantes estén a una distancia de cuatro metros entre cada una de ellas. “Leo que hablan de poner una mesa cada cuatro metros: que lo hagan en su casa, pero no en los restaurantes, porque eso significa cerrarlos todos”, y subrayó que “una cosa es el discurso científico, y otra, la vida real”.
Otro que adelantó que el 18 de mayo abrirán las peluquerías y los salones de belleza en su región es el presidente de Puglia, en el sur del país, Michele Emiliano, que aseguró que todo se hará “respetando los protocolos de seguridad” frente al Covid-19.
Mucho más prudentes se muestran las regiones de Lacio, que incluye Roma, o Cerdeña, donde el índice de transmisión del virus aún permanece en niveles elevados.
El gobierno central es consciente de la presión que enfrenta: según una encuesta divulgada ayer por el Corriere della Sera, el 58% de los italianos quiere acelerar la reapertura del país, cifra que se eleva al 70% en el norte, donde más severo ha sido el confinamiento, porque concentra la mayoría de los casos de Covid–19.
España. En España, la pelea no es sobre la reapertura en sí, sino sobre la fase de la misma a la que pueden acceder las regiones. Solo Madrid y Barcelona, las zonas más afectadas, permanecerán por ahora en la Fase Cero.
En el resto del país, los ciudadanos podrán a partir de mañana reunirse con grupos de hasta diez personas, frecuentar terrazas con espacio limitado o acudir a tiendas sin tener que pedir cita previa. También se permitirán entierros y velatorios. Ahora “es más necesaria que nunca la disciplina social”, advirtió el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
El gobierno central autorizó el paso a la Fase Uno, que permite estos nuevos desplazamientos, pero no a todas las zonas de cada región, atendiendo a la marcha de los contagios.
Ayer, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, pidió a los ciudadanos que tengan “prudencia” porque el nuevo coronavirus sigue “al acecho”.
España, con más de 26 mil fallecidos por coronavirus, ha previsto un plan de desconfinamiento por fases hasta finales de junio. Las cifras diarias de fallecidos han ido reduciéndose y ayer se situaron en 179.
Así, en la Comunidad Valenciana solo podrán ingresar en la nueva fase diez de las 24 zonas.
“Hemos justificado con criterios técnicos las condiciones por las que toda la Comunidad Valenciana debía pasar a la Fase Uno para proteger a la sociedad valenciana. Pedimos que se estudie nuestro plan para revisar cuanto antes la decisión”, exigió el presidente regional, Ximo Puig, socialista como Sánchez.
Más duras fueron las respuestas de los gobiernos de Andalucía y Madrid, ambos gobernadores por la oposición de derecha a nivel nacional, una alianza entre el Partido Popular y Ciudadanos.
La decisión de dejar fuera de la Fase Uno a Málaga y Granada “es un ataque frontal”, afirmó la Junta de Andalucía, mientras que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lamentó que se los trate “como a unos recién llegados”, pese a que días atrás admitió que pedía pasar de fase por cuestiones económicas y no sanitarias.