Bagdad – Los dos estrechos colaboradores de Saddam Hussein que habían sido condenados a la pena de muerte, fueron finalmente ejecutados hoy, a pesar de las fuertes críticas internacionales que recibió la decisión.
Se trata del ex jefe de los servicios secretos iraquíes y hermanastro del ex líder iraquí, Barzan Ibrahim al Tikriti y del ex presidente del tribunal revolucionario iraquí Awad Ahmed al Bandar.
Al Tikriti, ejecutado al amanecer del lunes en la horca en Bagdad tras haber sido condenado a muerte por su responsabilidad en la masacre de 148 aldeanos chiitas, también era uno de los consejeros de Saddam.
Durante la ejecución en la horca de Barzan al Tikriti "ocurrió algo inusual, al separarse la cabeza del cuerpo", informó el portavoz del gobierno iraquí, Ali al Dabbagh.
"La familia de Al Tikriti será informada de este accidente", dijo Al Dabbagh. El Ejército estadounidense aseguró que los cadáveres de los dos ejecutados serán entregados a sus familias en las próximas horas.
Capturado el 16 de abril de 2003 en Bagdad, Barzan al Tikriti era el número 52 de la lista de los dirigentes más buscados.
Barzan al Tikriti dirigió los servicios secretos hasta 1984 y fue embajador de su país ante la ONU en Ginebra durante 12 años.
Volvió a Irak en septiembre de 1999 en el marco de las habituales rotaciones diplomáticas, por lo que algunos señalan que cayó en desgracia.
Algunos opositores denunciaron que, cuando estaba en Ginebra, su principal misión consistió en supervisar los servicios de inteligencia de Irak en Europa.
También habría coordinado las compras secretas del régimen en Europa vinculadas al programa nuclear militar iraquí.
A partir de la aplicación del embargo de la ONU en 1990 creó una red destinada a evitarlo y se hizo cargo de la gestión de la fortuna de Saddam Hussein, depositada en bancos europeos.
De temperamento colérico y reservado, a veces incluso glacial, Barzan al Tikriti mantenía dificilísimas relaciones con el hijo mayor de Saddam Hussein, Udai, su ex yerno, a quien calificaba, según un antiguo opositor, de hombre "codicioso" e "incapaz de gobernar".
Durante los años '90, y según uno de sus colaboradores cercanos, Barzan al Tikriti pidió a Saddam Hussein que suprimiera la Comandancia Central de la Revolución, la más alta instancia dirigente del país, que disolviera el Parlamento y formara un gobierno de tecnócratas, que él mismo dirigiría.
Por su parte, el ex presidente del tribunal revolucionario iraquí Awad Ahmed al Bandar se convirtió tras su inculpación en 2004 en el primer juez procesado por haber ordenado ejecuciones políticas desde los juicios de Nuremberg.
Al Bandar, de 60 años, fue condenado a muerte el 5 de noviembre en Bagdad, al igual que Saddam Hussein, por la masacre de 148 chiítas en los años '80 en Dujail (al norte de Bagdad), en represalia por un ataque contra el convoy presidencial.
Sus defensores recalcaron que se había limitado a cumplir órdenes, pero el tribunal decidió que sus fallos eran "sentencias de muerte y no juicios fundados en la ley y en conformidad a ella".
Fue declarado culpable de "crimen deliberado contra la humanidad" y condenado a morir en la horca.
El abogado italiano Giovanni di Stefano, miembro durante algún tiempo del comité de defensa de Saddam Hussein, opinó que el juicio no consiguió probar que el tribunal de Al Bandar impartiera una justicia expeditiva, como fue el caso en los juicios de Nuremberg contra los jueces de la Alemania nazi.
La acusación, según di Stefano, se limitó a mostrar que el juez no hacía más que seguir las órdenes del gobierno de Saddam Hussein.
El propio Al Bandar, acusado principalmente de haber condenado a muerte a 35 menores, aseguró al tribunal el pasado 16 de abril: "Los acusados no estaban privados de todo derecho y eran defendidos por sus abogados (...). Yo soy juez y mi conciencia no me permite condenar a muerte a alguien que tiene menos de 20 años".
Fuente: AFP y DPA