Egipto es un volcán. Luego de lo que ocurrió en Túnez hace unos días, en varias localidades centrales como Alexandría, El Cairo y Suez, los manifestantes se han envalentonado contra el octogenario presidente egipcio Mubarak y de a miles, siguen combatiendo y protestando pese a la furtiva represión.
Mientras tanto, en Estados Unidos se sigue muy de cerca la situación. Egipto es un aliado en la región del Medio Oriente. Siempre lo ha sido. No sólo es un importante comprador de armamento norteamericano sino que a la vez recibe importantes sumas de dinero mensuales. Mubarak ha sido siempre un socio que Estados Unidos utilizó como puente para poder dialogar con otros países árabes más radicalizados. Recordemos que Egipto fue uno de los dos únicos países árabes que firmó un acuerdo de paz con Israel.
Pero como marca la historia, los regímenes autocráticos se convierten en insoportables. Hace unas semanas, en Qatar, la misma Secretaria de Estado alertó que en Medio Oriente hay "señales de que la población quiere un cambio político". Al poco tiempo, se sucedieron importantes manifestaciones en Túnez (donde inclusive se logró tirar abajo un régimen), en Yemen y ahora en El Cairo.
Por ahora, y siguiendo los eventos, Estados Unidos sólo se ha limitado a pedir que el gobierno egipcio –al que aún define como estable-, mantenga la calma ante las protestas. Estados Unidos no quiere que Mubarak salga despedido, pero sí, ha solicitado que ante el clamor popular, Egipto inicie una importante etapa de reformas cívicas, algo que por supuesto, en 30 años, no ha hecho. Esta postura norteamericana de sostener al líder Mubarak ha generado críticas. El ex líder de la agencia atómica y candidato egipcio Mohamed ElBaradei ha dicho que ya con 82 años, es muy difícil que a esta altura Mubarak quiera hacer cambios. Y fue muy duro con la Secretaria de Estado: “da risa que Clinton diga que ese gobierno es estable. Todos sabemos que la estructura política y la legislatura es una mentira” dijo el opositor egipcio, quien a estas horas volvió a El Cairo y permanece arrestado en su domicilio.
Hillary Clinton, caida la noche en El Cairo, volvió a pedir calma y dijo que está muy preocupada por la represión.
En las cúpulas de poder de Egipto muchos buscan el facilismo de echarle la culpa de estos levantamientos al periodismo. En especial hay mucha tensión con la cadena Al Jazeera. Tal cual como fue la CNN en su momento, dicha red noticiosa basada en Qatar está cambiando el dinamismo de las noticias en el mundo árabe. Sin reconcerlo, pero como una medida inicial, los regímenes en dichas tierras ya buscan como pueden limitarla y también hacen lo posible para anular todas las redes sociales como Twitter y Facebook, acusadas de inciar y mantener vivas “estas revoluciones” de cambio.
(*) Especial para Perfil.com