“La Iglesia debe hablar con la verdad y también con el testimonio de la pobreza. No es posible que un creyente hable de pobreza y de los sin techo y lleve una vida de faraón”. La definición pertenece al Papa: lo dijo en una entrevista publicada anteayer en el diario holandés Straatnieuws, que se conoció casi en simultáneo con la aparición en Italia de dos libros que revelan el fastuoso tren de vida que llevan algunos cardenales en el Vaticano. Ambas investigaciones se presentan como un nuevo “VatiLeaks”, que además da cuenta de serias irregularidades en la gestión financiera vaticana.
El libro Vía Crucis, del periodista Gianluigi Nuzzi, incluye una lista de las principescas residencias habitadas por algunos jerarcas eclesiásticos. En el primer puesto aparece el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y antiguo rival de Jorge Mario Bergoglio en la interna episcopal argentina. Sandri vive en un departamento de 521 metros cuadrados: fuerte contraste con el domicilio de 50 m2 que ocupa Francisco como parte de su prédica austera.
Según el libro de Nuzzi, basado en documentos filtrados de la comisión que el Papa creó en 2013 para relevar la situación financiera de la Santa Sede, Sandri integra un selecto grupo de 68 cardenales que hacen uso del lujoso patrimonio inmobiliario del Vaticano a “canon cero”, es decir, sin pagar alquiler. Privilegio envidiable para cualquier habitante de Roma, donde ser inquilino cuesta mucho dinero.
“En la Iglesia hay algunos que, en lugar de servir, se sirven de la Iglesia –disparó el Papa en su misa matinal del viernes–. Son los arribistas, los que están apegados al dinero. ¿Cuántos sacerdotes y obispos de este tipo habremos visto?”. Según el diario La Stampa, Francisco adelantó a sus allegados que la gestión de los bienes inmobiliarios de la Iglesia “va a cambiar” pronto.
Viejos conocidos. Las diferencias entre Sandri y Bergoglio no sólo se miden en metros cuadrados. Ambos pertenecieron a sectores enfrentados del Episcopado argentino. A diferencia de Bergoglio, que siempre fue un pastor “con territorio”, Sandri pertenece al mundo de la Curia vaticana. Se lo asocia a la vieja guardia del italiano Angelo Sodano, ex secretario de Estado del Vaticano. En 2005, llegó a decirse que Sandri había hecho campaña contra la candidatura de Bergoglio en la elección papal posterior a la muerte de Juan Pablo II, algo que fue desmentido por el cardenal argentino.
Tres semanas atrás, PERFIL detalló una intervención de Sandri en el Sínodo para la Familia que fue interpretada por vaticanistas como una desautorización a la voluntad reformista del Papa respecto del divorcio. De la prédica austera de Bergoglio, Sandri no parece ser un adepto entusiasta.