Una vez más, el papa Francisco sorprendió a los fieles en la Plaza San Pedro al detenerse para abrazar a un hombre afectado por neurofibromatosis -un trastorno hereditario en el cual se forman tumores en la piel y los nervios del cerebro-, tras salir de una audiencia general.
La neurofibromatosis es una de las enfermedades genéticas más comunes, pero que genera amplios trastornos secundarios dado que la apariencia de los enfermos provoca todo tipo de rechazos contra ellos. Aún así, no se trata de una enfermedad contagiosa.
Tras salir de la audiencia, Bergoglio se detuvo al ver el rostro del enfermo y se movilizó hasta él para bendecirlo. La escena concluyó con un emotivo abrazo que se extendió durante varios minutos y conmovió a los fieles que se encontraban en San Pedro.
El gesto del exarzobispo porteño no fue casual: durante la catequesis había hecho un fuerte llamado a los católicos a acoger a los enfermos. El papa argentino había narrado otro encuentro que mantuvo con una beba de 18 meses que padece una atrofia muscular degenerativa.
"Acabo de ver a esta bellísima niña con una gravísima enfermedad. Se llama Noemi, y ella, pobrecita, sonreía siempre. Sus padres rezan por la salud de esta niña. Hagamos un acto de amor por ella. No la conocen, pero es una niña bautizada, como nosotros. En silencio pidamos ayuda al Señor para que le dé salud", pidió el Papa. "Pido un acto de caridad", concluyó.