Washington - Los ministros de Finanzas de los países más industrializados dijeron el viernes en la reunión del Grupo de los Siete (G7), en Washington, que las perspectivas de la economía mundial se habían degradado y les dieron cien días a los bancos para revelar sus pérdidas. Los ministros de finanzas y los presidentes de los bancos centrales del G7 se mostraron también preocupados por el impacto sobre la economía de las turbulencias en el mercado de divisas.
La economía mundial "sigue enfrentando un período difícil" y "sus perspectivas de corto plazo se han deteriorado", señala el comunicado publicado tras la reunión del G7 Finanzas (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón).
"Las turbulencias en los mercados financieros mundiales duran más tiempo del que habíamos previsto", reconocieron. "Aunque las condiciones económicas difieren de un país a otro, los peligros para las perspectivas se mantienen, debido a la continuidad del debilitamiento del mercado inmobiliario residencial, las tensiones sobre los mercados financieros mundiales, y por el impacto internacional de los altos precios del petróleo y de las materias primas, así como las consiguientes presiones inflacionarias", explicaron.
Los ministros decidieron además dar a los bancos un plazo de cien días para revelar las pérdidas que les puede llegar a causar la crisis hipotecaria de Estados Unidos. "Las firmas deben revelar rápida y completamente su exposición al riesgo, depreciaciones de activos, y estimaciones (...) de instrumentos complejos no líquidos", intimó el G7.
El G7 apeló asimismo a las instituciones financieras a producir "una información robusta sobre sus riesgos en su próximo balance semestral". Las fuertes turbulencias en los mercados de divisas inquietan asimismo a los responsables del G7, mientras el dólar bate un récord tras otro de debilidad, frente a las grandes divisas mundiales como el euro o el yen.
"Desde nuestra última reunión (en febrero en Tokio) a veces hay fluctuaciones fuertes de las principales monedas y estamos preocupados por sus posibles consecuencias sobre la estabilidad económica y financiera", dijeron en su comunicado final.
"Reafirmamos nuestro interés común en un sistema financiero sólido y estable", añadieron los altos funcionarios de economía del G7. "Seguimos vigilando estrechamente los mercados de divisas y cooperando de manera adecuada", precisaron, sin mencionar monedas en particular.
Hubo una única excepción con relación a la moneda china, el yuan: "Saludamos la decisión de China de aumentar la flexibilidad de su moneda, pero, en vista de su superávit corriente y de su inflación interna, exhortamos a una apreciación más acelerada de su paridad real". Aun cuando los desempeños de los países emergentes han constituido un motivo de satisfacción, estos últimos "no están al abrigo de las fuerzas que actúan en el mundo", agrega el texto.
El secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, advirtió en tanto que la economía de su país podría enfrentar todavía tiempos difíciles, pero insistió en que las perspectivas son buenas a largo plazo y que Washington trabajará con sus socios para evitar futuras crisis.
La crisis que estalló en el tercer trimestre del año pasado con el derrumbamiento del mercado de crédito hipotecario de riesgo (subprime) de Estados Unidos ha entrado en una fase más delicada, con una amenaza de crisis del crédito más generalizada y de contaminación a la economía real.
Fuente: AFP