Santiago de chile
Luego de los atentados perpetrados el viernes contra cinco iglesias católicas en Santiago, el ministro chileno del Interior, Mario Fernández, aseguró ayer que el papa Francisco “no debería correr peligro” durante su visita al país andino que comenzará mañana.
En una entrevista con la radio Biobío, el funcionario dijo que existe “una coordinación permanente de los órganos de seguridad e inteligencia del Estado” que, tras los ataques de anteayer, “se seguirá potenciando” tanto en la capital como en las ciudades de Temuco e Iquique, donde el Pontífice encabezará dos misas masivas.
El gobierno de Michelle Bachelet ha hecho autocrítica por las deficiencias en el operativo de seguridad, que no logró prevenir los atentados, y ha decretado que sean festivos los días que Francisco visite las tres ciudades para concentrar en ellas el despliegue de seguridad.
Fernández calificó de “graves y repudiables” los ataques contra las iglesias y sostuvo que “en toda sociedad hay articulaciones que alteran el orden público”, pero “no hay que confundir la libertad de expresión con los métodos que se utilizan” para manifestarse por medio de la violencia.
De todos modos, el ministro chileno descartó que pueda hablarse de “grupos importantes y realmente peligrosos para la población en cuanto a su volumen”; y agregó que hay que esperar los resultados de las investigaciones de la fiscalía sobre los atentados, que a priori “parecen ser obra de grupos pequeños y con una capacidad de acción limitada”.
En los panfletos hallados cerca de las iglesias atacadas aparecen reivindicaciones diversas que no permiten identificar un mensaje claro. Hay menciones a la causa mapuche, pero también a los onerosos gastos que asume el Estado chileno por la visita papal.
Respecto de esto último, el gobierno de Bachelet aduce que Francisco no solo es un líder religioso sino también un jefe de Estado, lo que implica inversiones estandarizadas para garantizar su seguridad.
“Son gastos para el resguardo de cualquier jefe de Estado –aseveró Fernández–. Hemos hecho cumbres internacionales con muchos presidentes y nadie critica cuánto es el costo que significa recibir a esas personas y resguardarlas”.
El Estado chileno gastará unos 11 millones de dólares en la seguridad, logística y otras medidas relativas a la visita del Papa al país.