INTERNACIONAL
informe sobre drogas 2017 de la onu

El mercado global de cocaína vuelve a atravesar un momento “floreciente”

Tras un prolongado declive, la producción y el consumo mundial se expanden. Hay más incautaciones, pero no frenan la tendencia. Cambios en el “modelo de negocios” narco.

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Cocaina | Cedoc
El mercado global de cocaína vuelve a atravesar un momento “floreciente”. Esa es una de las principales conclusiones que se desprenden del Informe Mundial sobre las Drogas 2017 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), una de las mayores referencias estadísticas sobre las tendencias mundiales del narcotráfico. El documento divulgado esta semana por la Unodc señala que, tras un prolongado período de declive en el rubro, los datos relativos a la producción, el tráfico y el consumo de cocaína apuntan a una expansión de dicho mercado en el mundo entero.

El cultivo de coca aumentó un 30% entre 2013 y 2015, el último período relevado por la Unodc. Ese incremento se debió principalmente a la expansión de las tierras cultivadas con arbusto de coca en Colombia. En 2015, el volumen de fabricación mundial de clorhidrato de cocaína puro creció un 25% respecto de 2013.

En cuanto al consumo, el informe 2017 señala que, luego de algunos años de tendencia decreciente, existen indicios de que el uso de cocaína está aumentado otra vez en los sus mayores mercados: los Estados Unidos y Europa. En el Viejo Continente, las estadísticas abordadas por la Unodc indican que el consumo escaló un 30% entre 2011 y 2016.

Récord. Lo paradójico es que, en paralelo, las incautaciones de cocaína batieron récords, de la mano de una mayor cooperación transfronteriza entre los países. En 2015, éstas aumentaron un 30% a nivel mundial y alcanzaron un volumen sin precedentes de 864 toneladas. En los Estados Unidos, las cantidades incautadas llegaron a crecer un 40%. Lo cual remite al debate sobre la eficacia de las políticas de lucha contra el narcotráfico que gozan de mayor consenso en la comunidad internacional.

“El uso de drogas, el suministro, las rutas de tráfico y la gama de sustancias en el mercado siguen cambiando y diversificándose a una velocidad alarmante –advirtió al respecto Yury Fedotov, director ejecutivo de la Unodc–. La necesidad de mejorar la información global y los sistemas de alerta temprana para evaluar y responder a la situación es muy clara”.

Transformaciones. El informe también se refiere a los cambios experimentados en el “modelo de negocios” del narcotráfico en los últimos años. La tendencia marca que los grupos delictivos organizados que trafican drogas se dedican cada vez menos exclusivamente a esa actividad y se “diversifican” hacia otros delitos como la falsificación de mercaderías, la trata de personas, el tráfico de migrantes o el comercio ilegal de armas.

A su vez, el narcotráfico ha empezado a dejar de ser un rubro privativo de los grandes grupos delictivos que cuentan con fuertes estructuras jerárquicas y verticales, como los cárteles de México o Rusia. Según el informe, comienzan a proliferar redes de tráfico de drogas más horizontales y menos estructuradas. En Europa, por ejemplo, dichas redes representan hoy entre el 30% y el 40% de los grupos delictivos organizados.

La diversificación no sólo se registra en las actividades de estos grupos sino también en la variedad de sustancias disponibles en el mercado. Entre 2009 y 2016, hubo 106 países que informaron a la Unodc sobre la aparición de 739 “Nuevas Sustancias Psicoactivas” diferentes. Algunas de ellas logran instalarse en el mercado gracias a su fácil acceso y sus bajos precios.

Drogas y terrorismo

El Informe Mundial sobre las Drogas 2017 de la Unodc también advierte que el comercio de sustancias ilícitas está beneficiando a algunos grupos terroristas o insurgentes y a otros grupos armados no estatales. El caso más paradigmático es el de los talibanes en Afganistán, que imponen tributos a actores involucrados en la producción y tráfico de opio. En 2016, estos grupos armados obtuvieron ganancias por 150 millones de dólares provenientes del comercio de opiáceos en Afganistán y de los “impuestos” que los talibanes cobran por su cultivo y comercialización. En la lista de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU figuran varios dirigentes talibanes acusados de estar directamente implicados en actividades de narcotráfico. Al igual que el de la cocaína, el mercado mundial de opiáceos atraviesa hoy un momento de alarmante expansión.