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opinión

El mito de la moderación

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Fuego. En 2019 estallaron protestas populares que derivaron en la Constituyente. | afp

Chile vivirá hoy una de las elecciones más polarizadas e inciertas desde la vuelta a la democracia. Según las últimas encuestas, difundidas hace dos semanas, los candidatos más votados tienen posturas ideológicas alejadas de la moderación que ha caracterizado al país desde 1990. Sin embargo, estas elecciones tienen otro protagonista además de los candidatos: el inconformismo de la sociedad con su clase política. 

¿Es casual que los dos candidatos que encabezan las encuestas sean un joven izquierdista que cuenta con el apoyo del Partido Comunista y un hombre ultra conservador que reivindica a Augusto Pinochet? No precisamente, porque si analizamos lo que han sido los últimos años, la política chilena estuvo protagonizada por un claro mensaje en contra de las estructuras partidarias tradicionales y las coaliciones que han gobernado el país desde el retorno democrático. 

¿Pero cómo pasó Chile de ser un modelo de estabilidad y moderación ideológica, a un país atravesado por la polarización? Desde 1990, Chile se ha destacado en América Latina por por ser una nación sin grandes sobresaltos en el que sus presidentes no solo llegaban al final del mandato sino que eran protagonistas de una alternancia democrática absolutamente pacífica y moderada. Desde 1990 gobernaron solamente dos coaliciones: la Concertación de Partidos/Nueva Mayoría, asociada a posiciones de centro-izquierda y la Alianza por Chile (o en algunos años denominada Chile Vamos) de centro-derecha. 

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Así, Chile se convirtió para la opinión pública latinoamericana en una especie de oasis en donde primaba la concordia y el consenso de forma natural. Sin embargo, muy poco de esa alternancia era tan casual como parecía sino que fue provocada por un sistema electoral y de reparto de escaños diseñado por el dictador Augusto Pinochet antes del retorno a la democracia. Este sistema, denominado “binominal”, consistía en dividir a la Cámara de Diputados en distritos. Cada uno de estos distritos o circunscripciones estaba compuesto solamente por dos bancas ocupadas por los dos candidatos de la lista más votada. Bajo este sistema, únicamente las dos coaliciones más importantes tenían posibilidades de acceder al Congreso y por lo tanto ir ocupando espacios de poder. El objetivo de Pinochet estaba claro: evitar la vuelta a la política de los partidos políticos más chicos y en los márgenes del espectro ideológico, especialmente la izquierda. Por eso, gracias a este sistema, Chile mantuvo un bicoalicionismo moderado durante 25 años hasta el fin del binominal en el año 2015, cuando la ciudadanía demandó el derecho a elegir a otros partidos y Chile sustituyó su sistema por uno proporcional como conocemos en Argentina. 

De esta manera, creer que Chile fue un país en donde la moderación provenía solamente de la opinión pública y que los votantes libremente elegían opciones centristas es más un mito que una realidad. Con la incorporación al Congreso de nuevos partidos fuera de las coaliciones tradicionales, las demandas sociales fueron visibilizadas en la arena política y con el estallido de 2019 se posicionaron nuevos liderazgos en los extremos del espectro ideológico. 

Y hoy en día, los candidatos presidenciales son fieles representaciones de ese fin de la moderación. Si bien es cierto que las encuestadoras han cometido serios errores en los pronósticos de las últimas elecciones y por lo tanto los resultados de hoy son inciertos, la mayoría de las consultoras coinciden que es altamente probable que los dos candidatos más votados sean el joven diputado izquierdista Gabriel Boric y José Antonio Kast, un ultraconservador que representa las opciones de extrema derecha. Por el contrario, Yasna Provoste (de la Democracia Cristiana y vinculada con la Concertación) y el oficialista de centro derecha Sebastián Sichel (Chile Vamos) están varios puntos por debajo de los candidatos preferidos. Por último, y subiendo en las encuestas, se encuentra Franco Parisi, candidato que para algunas consultoras incluso podría ser la sorpresa de la noche. Pero aún en ese caso la lógica sería la misma: elegir candidatos que no provengan de las estructuras partidarias tradicionales y de esa manera, superar la lógica binaria de Concertación-Alianza por Chile/Chile Vamos.

Contrariamente a lo esperado, la emergencia de candidatos en los extremos no ha contribuido a calmar el humor social. La campaña presidencial 2021 se ha visto envuelta en toda clase de escándalos, aumentando el descontento de la sociedad hacia su clase política. Solamente durante la última semana de campaña José Antonio Kast negó que Pinochet haya sido un dictador y declaró con total soltura que no hubo perseguidos políticos, su plataforma de campaña fue duramente criticada por sus intentos de cercenar derechos individuales en pos de la seguridad y el orden, una candidata de la alianza de Gabriel Boric fue imputada por fraude en la asignación de fondos públicos y el mismisimo presidente de la Nación estuvo al borde del impeachment por delitos en la compraventa de una minera. Y todo esto sucede mientras Santiago vive semanalmente manifestaciones de distintos grupos sociales y la Convención Constituyente está en proceso de redactar una nueva Constitución Política desde cero.

Chile vota en un clima inédito de inconformismo social, haciendo muy difícil para las encuestas predecir con seguridad quien puede ganar ya que, como consecuencia de ese descontento, las últimas elecciones han tenido altísimos niveles de abstención. 

Por eso, no solo nada está dicho aún, sino que además estas elecciones nos arrojan nuevos interrogantes. En primer lugar, ¿será cierto el pronóstico de las encuestas que otorgan una ventaja asegurada a José Antonio Kast? ¿Podrá Gabriel Boric mantenerse en el segundo lugar a pesar de los escándalos y los desaciertos de las últimas semanas de su campaña? ¿Cuál será el desempeño de los moderados Yasna Provoste y Sebastián Sichel? ¿Será Franco Parisi la sorpresa de la elección y obtendrá un pase a la segunda vuelta o la ciudadanía lo condenará por no haberse presentado a hacer campaña en territorio chileno? Habrá que esperar hasta esta noche para saberlo.

*Licenciada en Ciencias Políticas (UCA). Investigadora del Centro de Estudios Internacionales (CEI-UCA).