Josef Fritzl, el monstruo de 73 años que mantuvo encerrada a su hija durante más de dos décadas en el sótano de su casa, podría ser juzgado por el asesinato de uno de los siete niños que tuvo con ella.
El bebé, hijo de ambos, murió pocos días después de nacer sin recibir atención médica, por lo que Frtizl –que no lo llevó a un hospital por miedo a ser descubierto- podría ser declarado culpable por negligencia.
Eventualmente, esta sentencia se sumaría a las que probablemente reciba por la violación y privación ilegítima de la libertad de su hija Elisabeth y de tres de los niños que tuvo con ella y que también habitaron en el sótano de su casa en la localidad de Amstetten.
Entre las aberrantes confesiones de Fritzl, éste admitió haber quemado el cuerpo del bebé, de nombre Michael, en un horno pocos días después de nacido, el 28 de abril de 1996.
El hermano mellizo de Michael tiene hoy 12 años y está siendo tratado junto al resto de la familia en una clínica especial cercana a la localidad de Amstetten.
Mientras tanto, una corte austríaca determinó hoy extender la detención de Fritzl por un mes más, al término del cual volverá a evaluarse si debe permanecer en prisión. El abogado del denominado “monstruo de Austria”, Rudolf Mayer, no objetó la decisión del juez.
Los investigadores están utilizando perros y solicitaron la ayuda de arqueólogos para determinar si en la casa de tres pisos hay cadáveres enterrados u otras habitaciones subterráneas.
Por su parte, el abogado que defiende a Elisabeth y a sus hijos pidió a la Corte que congele los bienes de Frtizl para, eventualmente, poder utilizarlos para resarcir a las víctimas.