Agencias
La Procuraduría General de Brasil sospecha que la poderosa Iglesia Evangélica Asamblea de Dios fue parte de una red de corrupción y lavado de dinero montada por el presidente de Diputados, Eduardo Cunha, en perjuicio de Petrobras.
El jueves, el procurador de la República, Rodrigo Janot, envió una denuncia a la Corte Suprema en la que acusa a Cunha de haber recibido sobornos por al menos cinco millones de dólares de una empresa coreana para viabilizar la construcción de dos buques de Petrobras entre junio de 2006 y octubre de 2012.
Según la causa abierta por la fiscalía, parte del dinero en sobornos que recibió Cunha fue depositado en entidades financieras del extranjero y en una cuenta bancaria de la Asamblea de Dios, a la que está ligado el diputado.
La denuncia contra Cunha señala que el imputado mantiene una “notoria vinculación” con la Asamblea de Dios que, junto con la Iglesia Universal –propietaria de la cadena televisiva Record–, son dos de las corrientes más arraigadas en Brasil, donde los pentecostales formaron una poderosa bancada en el Congreso.
Cunha es propietario de más de 150 dominios de internet con la palabra “Jesús”.
El fiscal Janot dejó trascender que va a profundizar las averiguaciones sobre cuánto dinero fue lavado en las cuentas de la Asamblea de Dios que, gracias a la ley que garantiza la libertad de cultos, no paga impuestos por el dinero recaudado a través del diezmo.
“No hay dudas de que las transferencias fueron realizadas” a las cuentas bancarias de la Asamblea, señala el procurador, quien, en el marco de la causa por el Petrolão, entrevistó a dos pastores, de la Iglesia en Madureira, distrito de Río de Janeiro.
Al parecer, esa “triangulación” pudo haber sido puesta en funcionamiento en más de una ocasión por Cunha, a quien la Procuraduría le exige la devolución de más de 60 millones de dólares recaudados ilegalmente.
Collor. El fiscal Janot también acusó al ex presidente y actual senador Fernando Collor de Melo. La causa está bajo secreto de sumario y no fueron informados los cargos contra Collor, que calificó las denuncias en su contra de “festín mediático en detrimento del derecho y de las garantías individuales”.
Collor, que asumió la presidencia de Brasil en 1990 y renunció poco antes de que se votase su juicio político para destituirlo, fue blanco de un sonado allanamiento el mes pasado, en el que las autoridades secuestraron pruebas, documentos y bienes de sus viviendas, entre ellos tres vehículos de lujo.