INTERNACIONAL
Zhou Xiaochuan

El poderoso banquero que empujó a China a devaluar tras 20 años

Es el jefe del Banco Central y convenció a Xi Jinping de depreciar la moneda. Buscó incentivar la economía y desplazar al dólar como única reserva internacional. Cómo piensa el ‘príncipe rojo’ del yuan.

Liderazgo. Zhou junto a su par de la Reserva Federal norteamericana, Ben Bernanke, y con Christine Lagarde, del FMI.
| Cedoc Perfil

A Zhou Xiaochuan la prensa internacional lo bautizó “el Alan Greenspan chino”, por ser el economista que durante más años dirigió el poderoso Banco Popular Chino. Está en el cargo desde diciembre de 2002 y decide la política monetaria de China, la segunda economía mundial. Es el arquitecto de la devaluación del 4,7% del yuan, la primera desde 1994. Una depreciación que, por un lado, significó una corrección de la economía china, y, por el otro, apuntó a un viejo plan de Xiaochuan para desplazar al dólar como moneda de reserva internacional.
El jefe del Banco Central del gigante asiático custodia 3.771 millones de dólares de reservas –la mayor cantidad que tuvo una institución financiera pública en la historia–. Como el presidente Xi Jinping, es un “príncipe rojo”. Así se llama en China a los hijos de quienes fueron jerarcas del Partido Comunista durante el maoísmo. En el seno del Politburó se destaca como un reformista formado en su país, pero perfeccionado en los Estados Unidos. La revista Foreign Policy lo ubicó cuarto en su lista de los cien pensadores globales más influyentes, “por tener en sus manos el destino económico mundial”. Sus decisiones son cruciales porque impactan en el sistema financiero global. Un resfrío de China –motivado por un cambio de su política monetaria– es una gripe para el resto de las economías emergentes.

Plan. En relación con la crisis económica internacional de 2008, Zhou opinó en una reunión del G20, celebrada un año después en Londres, que “China había respondido con medidas políticas efectivas, demostrando su superior sistema cuando se refiere a tomar decisiones vitales”.
Si bien la depreciación del yuan llega tras una desaceleración de la economía china –en 2014 creció 7,4%–, Zhou también propuso con esa medida desplazar al dólar como moneda de reserva. Su propuesta apuntó a que la nueva divisa sea administrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata de los derechos especiales de giro (DEG), es decir, activos de reserva internacional definidos sobre la base de una canasta de monedas, que Zhou pretende que incorpore al yuan y desbanque al dólar.
“China no devaluó sino que adecuó el mecanismo de intervención para que reflejase mejor las presiones del mercado, algo que venía siendo pedido por el FMI como uno de los requisitos para incorporar el yuan a la canasta de monedas que integra los DEG”, afirmó a PERFIL Roberto Bouzas, vicerrector de la Universidad de San Andrés.
En septiembre de 2014, Zhou se reunió en Suiza con Juan Carlos Fábrega, ex titular del Banco Central, para negociar el swap de monedas por 11 mil millones de dólares. El dirigente chino se interiorizó sobre la coyuntura económica argentina y abandonó rápidamente la sala.
El plan para destronar al dólar y las preocupaciones por la política monetaria de su país ya ocupaban la mayor parte de su tiempo.


Alivio en las Bolsas
Tras cinco jornadas negativas, las bolsas chinas registraron ayer fuertes subas que impulsaron a los principales mercados asiáticos. Las medidas del Banco Popular de China, las expectativas de que la Reserva Federal estadounidense retrase varios meses su prevista suba de los tipos de interés y la jornada de Wall Street del jueves se conjugaron para ofrecer una sesión positiva en el conjunto de los mercados de la región.
La bolsa de Shangai creció 5,34%, tras caer casi el 23% en las cinco sesiones anteriores. La de Shenzhen, la segunda del país, recobró por su parte 3,58%.
Sin embargo, no todos los datos fueron positivos. Los beneficios de las principales empresas industriales chinas bajaron en julio 2,9% interanual, un declive mucho más pronunciado que el 0,9 % de junio. El dato fue anunciado ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas y preocupó al gobierno de Xi Jinping.