Hace dos años Junior, un joven de tan sólo 15 años, mató a tres de sus compañeros e hirió a otros cinco. Transcurría la mañana del 28 de setiembre de 2004 cuando el adolescente entró al aula y vació el cargador de una pistola 9 milímetros, propiedad de su padre.
Las tres víctimas fatales de la tragedia fueron Federico Ponce, Sandra Núñez y Evangelina Miranda, todos ellos de tan solo 15 años, como su agresor.
El chico -hijo de un oficial retirado de la Prefectura- estuvo detenido en un instituto de máxima seguridad, tras permanecer 90 días alojado en la base de Prefectura de Ingeniero White, cerca de Bahía Blanca.
Un año más tarde. La causa penal por la masacre en la escuela de Carmen de Patagones quedó cerrada debido a que, por ser menor, Junior fue considerado inimputable por la jueza Alicia Ramallo.
La jueza de menores de Bahía Blanca anunció que "la causa penal está archivada con un sobreseimiento porque este joven tenía 15 años cuando cometió este hecho y hay una norma legal que así lo establece". El adolescente fue internado en una clínica neuropsiquiátrica.
En Patagones, en tanto, una amplia pared exterior del edificio de la escuela está cubierta con un mural de homenaje a las víctimas de la masacre. Se trata de un trabajo dirigido por docente de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, Cristina Terzaghi, con participación de alumnos del establecimiento, quienes además fueron los encargados de realizar el boceto.
Ese mural, y la inscripción que permanece en la cornisa del frente del edificio, con la leyenda "Cada adolescente brilla con su propia luz, Evangelina, Federico y Sandra juntos son, fueron y serán la luz del universo", son los únicos rastros externos de la tragedia.
El resto de los grafitis que los estudiantes habían escrito en las paredes fueron tapados el mes pasado por decisión de la dirección general de Cultura y Educación bonaerense.