Después de casi una década de arduo trabajo, los conservadores en Egipto repararon la tumba recién restaurada del faraón Tutankamón de Egipto, mejor conocido como el Rey Tut. En la serie de fotos publicadas sobre la tumba recién restaurada, las más impactantes muestran el rostro y los pies momificados del Faraón.
La tumba se encuentra en el Valle de los Reyes, que se encuentra en la orilla oeste del Nilo, frente a la ciudad del sur de Egipto, Luxor. El trabajo, realizado por el Instituto de Conservación Getty después de años de investigaciones y presentado oficialmente el jueves, busca reducir las raspaduras y el daño causado por el polvo, así como los microorganismos que crecen con el aliento y la humedad que traen los turistas.
La tumba casi intacta del faraón-niño muerto a los 19 años fue descubierta en 1922 por Howard Carter en la margen occidental del Nilo. Para muchos, este faraón encarna la gloria del antiguo Egipto, ya que su tumba contenía tesoros de la Dinastía XVIII, que reinó de 1569 a 1315 a.C.
La tumba ha sido en las últimas décadas víctima de su éxito, al punto de encontrarse seriamente amenazada por el impacto humano. Llamado al rescate en 2009, el equipo de expertos internacionales acaba de terminar su trabajo para una mejor salvaguarda de la tumba subterránea descubierta en el desierto egipcio.
"¡100 años de visitas, tras haber estado sellada durante 3.000! ¿Se imagina el impacto en el estado de la tumba?, comentó Neville Agnew, responsable del proyecto emprendido por el Getty Conservation Institute (GCI), de Los Ángeles. "Visitantes, humedad, polvo...", enumeró Agnew los factores que alteraron esta joya de la arqueología.
Desde 2009, este científico lideró al equipo de 25 especialistas -entre arqueólogos, arquitectos, ingenieros y microbiólogos- que cesó su trabajo solo durante un tiempo tras la revolución egipcia de 2011 y la inestabilidad política que la siguió.
La primera etapa fue un estudio exhaustivo, en particular del estado de las famosas pinturas murales color amarillo y ocre que decoran la cámara funeraria del joven faraón. Lori Wong, conservadora especializada en murales, buscó sobre todo intentar comprender "la composición material de las pinturas, cómo se prepararon y aplicaron".
El objetivo: "comprender el estado actual de las pinturas, comprobar si están en peligro y establecer un plan para salvaguardarlas en el futuro", señaló la especialista. Introducidos en la tumba denominada por los arqueólogos "KV62", los microscopios de los científicos pudieron inclusive examinar con la mayor precisión las misteriosas "manchas marrones", características de esta tumba real.
El temor era que estas manchas pudieran convirtirse en una amenaza para las representaciones murales de Tutankamón, pintado en particular junto a la diosa Nut, quien lo recibió en el reino de Dios. Pero los científicos lograron, gracias a este proyecto de conservación, establecer que se trata de organismos microscópicos muertos desde hace mucho tiempo, informó AFP.
El único problema es que es imposible eliminarlos puesto que están profundamente incrustados en la pintura. "Hicimos conservación, no restauración", insistió Agnew. Los intentos de restauración fueron hechos anteriormente, añadió, y subrayó que la misión del GCI era la de estabilizar y conservar el sitio. "Y, estas manchas marrones son también parte de la historia", explicó.
Paralelamente, los arquitectos rediseñaron la plataforma donde se ubican los visitantes, para alejarlos de la frágil pared, mientras los ingenieros desarrollaron un nuevo sistema de ventilación para limitar los efectos devastadores del dióxido de carbono (CO2), la humedad y el polvo.
Aunque las piezas más bellas del tesoro de Tutankamón pueden apreciarse en el museo egipcio de El Cairo, la tumba alberga todavía la impactante momia del faraón, que fue colocada en un cajón de vidrio sin oxígeno con su sarcófago exterior en madera dorada. Según el arqueólogo egipcio Zahi Hawass, ex ministro de Antigüedades, precursor del proyecto en 2009, "el GCI salvó la tumba de Tutankamón".
"Sin embargo, pienso que tras este soberbio trabajo, deberíamos limitar el número de visitantes", reflexionó el que es uno de los egiptólogos más prestigiosos de la actualidad. “Si dejamos que el turismo de masas ingrese a la tumba, ésta no durará más de 500 años", advirtió antes de abogar por anular totalmente las visitas para preservar el lugar. "Debemos pensar en el futuro", finalizó Hawass. D.S.