INTERNACIONAL
entrevista en el vaticano

“El sistema económico ya no se aguanta”, denunció Francisco

El Papa criticó la “cultura del descarte” de la economía global y dijo que le gustaría que se lo recordara como “un buen tipo”.

El puño en alto. Otra crítica profunda del Pontífice al capitalismo globalizado.
| AFP

AFP
Barcelona
“La economía se mueve por el afán de tener más y paradójicamente se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. A los ancianos, porque ya no no producen”.
Así denunció el Papa en una entrevista publicada ayer por el diario de Barcelona La Vanguardia, en la que habla de economía, de su vida personal, de historia y política, confirmando su voluntad de continuar comportándose como un “pastor” y no como un “soberano pontífice”.
“‘Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo’. Con eso me conformo”, dijo Francisco al ser consultado sobre cómo le gustaría que lo recordara la historia.
El Papa cuestionó el sistema económico vigente, que “para sobrevivir debe hacer la guerra” y la “cultura del descarte” de jóvenes y ancianos.
“Se descarta el futuro de un pueblo, porque los chicos van a tirar con fuerza hacia adelante, y porque los ancianos nos dan la sabiduría, tienen la memoria de ese pueblo y deben pasarla a los jóvenes”, afirmó.
En particular, Francisco se mostró muy preocupado por la situación laboral de los jóvenes en Europa. “Alguien me dijo que 75 millones de europeos menores de 25 años están en paro. Es una barbaridad. Pero descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta”, se lamentó.
“En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría”, agregó.

“No tengo mucho que perder”. Celebrada un día después del audaz encuentro en el Vaticano con el presidente israelí Shimon Peres y el líder palestino Mahmoud Abbas, el Papa revela en la entrevista las dificultades internas para organizar la “jornada de oración por la paz”. “Yo sentía que era algo que se nos escapa a todos. Acá, en el Vaticano, un 99% decía que no se iba a hacer y después el 1% fue creciendo”, confesó.
“Nos veíamos empujados a una cosa que no se nos había ocurrido y que, poco a poco, fue tomando cuerpo. No era para nada un acto político –eso lo sentí de entrada– sino que era un acto religioso: abrir una ventana al mundo”, explicó al comentar el sobrio y refinado encuentro celebrado al aire libre entre israelíes y palestinos, sin símbolos religiosos y con sólo música.
Francisco advirtió que no va a dejar de acercarse a saludar a la gente en sus salidas públicas, a pesar de las cuestiones de seguridad. “Sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios”, afirmó.
“Yo no puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro. Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder”, explicó.

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