Poco a poco, se devela el misterio sobre el cónclave que eligió como papa a Jorge Bergoglio, en una noticia que sorprendió al mundo. El cardenal argentino obtuvo más de noventa votos en la última votación, una mayoría abrumadora, teniendo en cuenta que votaban 115 prelados. Su inesperada candidatura habría surgido por la interna de la Iglesia y se tejió fuera del Vaticano, en la basílica Santa María Maggiore, a la que Francisco fue a rezar tras ser electo. Allí, los cardenales norteamericanos, latinoamericanos, africanos, y la Curia romana habrían impulsado su nominación, para vencer la presunta paridad que había entre el italiano Angelo Scola y el brasileño Odilo Scherer. Y su nombre cobró fuerza justamente porque era ajeno a las luchas de poder que vivió el Vaticano –reflejadas por el VatiLeaks– bajo el pontificado de Benedicto XVI.
Con 76 años, Bergoglio no figuraba en ninguna de las quinielas previas de los vaticanistas. Sin embargo, en el primer escrutinio, bajo el fresco del Juicio Final de Michelangelo Buonarroti, habría contado al menos con treinta votos. Allí, el otro papable que también reunió una considerable cantidad de voluntades fue el arzobispo de Milán, protegido de Joseph Ratzinger. Ante ese escenario, se cayeron las candidaturas del canadiense Marc Oullet y de Scherer, lo que fortaleció a Francisco.
“El nuevo papa es el resultado de un acuerdo entre el decano del Sacro Colegio, el cardenal Angelo Sodano; el cardenal Giovanni Battista Re; la Curia de la Secretaría de Estado, encabezada por Tarcisio Bertone (quien había apostado por Scherer, pero después de las críticas del brasileño a Re en las Congregaciones Generales tuvo que retirar a su candidato), y los cardenales estadounidenses”, escribió en el Corriere della Sera María Antonietta Calabró. La “vendetta” de Bertone estaba consumada, luego que Scola pidiera en 2011 su cabeza a Benedicto XVI.
Los siguientes cónclaves registraron dos preferencias: en un primer lugar Bergoglio y, con menos votos, Scola, que no logró convencer a todos los prelados italianos. En la prensa romana surgieron dos versiones que explicaron por qué se destrabó tan rápido –en la quinta votación– una elección que se preanunciaba como larga y conflictiva. Según la sección Vatican Insider del diario La Stampa, fueron los compatriotas de Scola –a la cabeza del aparato curial– quienes le dieron el impulso final al “papa del fin del mundo”.
En cambio, la agencia de noticias Ansa informó que Scola se retiró de la contienda, imitando el gesto de Bergoglio en 2005, cuando fue electo Benedicto XVI, para no empantanar la elección del argentino, que ya había sacado una ventaja considerable.
En la quinta votación, Francisco consiguió los 77 votos que lo convirtieron en sumo pontífice. En ese momento, los aplausos del resto de los cardenales se escucharon en la Capilla Sixtina. Al finalizar el conteo, habría superado los noventa votos, lo que generó un nuevo y espontáneo gesto de reconocimiento. Finalmente, el argentino aceptó la jefatura de la Iglesia Católica y anunció que Francisco sería el nombre que marcaría su papado. Un último aplauso cerró el histórico cónclave.