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Para escapar de los casamientos arreglados y del sometimiento

El suicidio obligado de las mujeres kurdas

Sucede al norte de Irak. La mayoría rocía su cuerpo con carburante doméstico y se prenden fuego. Si sobreviven, suelen decir que las cicatrices son fruto de un accidente, porque el suicidio también está prohibido.

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Suleimaniya - Heshw Mohamed intentó suicidarse tres veces cuando su padre rechazó su matrimonio con el hombre que amaba, tragándose pastillas, aunque salió del trance gracias a lavados de estómago.

Linda, tímida y maltratada, ella representa un fenómeno que está aumentando de forma inquietante, según los médicos y las ONG: los suicidios de mujeres en las provincias kurdas del norte de Irak.

" Mi padre me obligó a casarme con otro. Sólo pasamos como prometidos quince días, en los que intenté suicidarme tres veces", cuenta Heshw cabizbaja. A sus 20 años, vive desde hace dos en un refugio para mujeres en Suleimaniya, aislada del mundo.

"Mi padre me mataría si vuelvo a casa. Ya mató a mi compañero. No tengo ninguna esperanza puesta en el futuro", confía la joven, con una voz que apenas es un murmullo.

Según los defensores de los derechos de la mujer, la historia de Heshw es muy frecuente. Lo que la hace diferente es que ella tomó comprimidos. La mayoría de las mujeres kurdas, cuando se suicidan, rocían su cuerpo con carburante doméstico y se prenden fuego.

El suicidio está prohibido en las sociedades conservadoras musulmanas, como la de los medios rurales del Kurdistán iraquí, donde las mujeres, pobres y sin formación, son ciudadanas de segunda clase sometidas a sus maridos.

Pocas de ellas reconocen haberse autolesionado y dicen que sus tremendas quemaduras se deben a accidentes domésticos. El secreto complica las estadísticas, que oscilan entre decenas y centenares de casos cada año.

" Todos los años aumentan las muertes. Cuando ellas dicen que se trata de un accidente de cocina, no hacen más que mentir", explica Aso Kamal, un militante británico originario del Kurdistán iraquí.

Refiriéndose a artículos de prensa, Kamal sostiene que entre 1991 y 2007, 12.500 mujeres han sido asesinadas por motivos de "honor" o se han suicidado en las tres provincias kurdas de Irak. Un total de 350 de esas muertes se han registrado en lo que va de año.

Su organización, la Red Doaa Contra la Violencia, que debe su nombre a una joven de 17 años muerta por lapidación tras fugarse con su novio, lucha para que el gobierno tome medidas contra la violencia familiar.

Por su parte, Kurdo Qaradaghi, un cirujano plástico en la unidad de quemados del hospital de Suleimaniya, confirma que la mayoría de las mujeres procedentes de medios rurales tratadas en el centro por sus quemaduras han intentado suicidarse.

" Tenemos un problema grave. Puede tratarse de autodestrucción o ser un medio extremo de llamar la atención. Las más jóvenes tienen entre 12 y 14 años", dice.

La oficina de la Unión de Mujeres del Kurdistán en Suleimaniya ha registrado 95 casos de inmolación con fuego en los seis primeros meses del año.

Mientras visita la unidad de quemados, otro cirujano, Srood Tawfiq, examina a dos mujeres que muestran unas espantosas quemaduras, que según él se han provocado ellas mismas.

Con los brazos cubiertos de vendas y el rostro desfigurado por las heridas, una de ellas, Shawnim Mahmud, de 39 años, grita de dolor desde hace dos días, desde su ingreso debido a lo que ella describe como un accidente casero.

"Se ha quemado el 79% del cuerpo. Ni la explosión de un hornillo provoca esas quemaduras. No tiene ninguna posibilidad de sobrevivir", explica el doctor Tawfiq.