“¿Me permite? ¿Puedo saber por quién votó?” preguntó esta periodista a un paulistano que acababa de salir de una escuela, donde se votaba en un barrio rico de San Pablo. “Mire, voy a ser sincero: voté en blanco para intendente y lo que hice fue elegir los concejales”. Se impuso una repregunta: “¿Usted está desilusionado con estas elecciones?”. Y la respuesta fue precisa: “Ninguno de ellos me representa”.
En estos comicios la abstención fue de un tamaño inusitado: 29,3% del electorado empadronado faltó a la cita democrática. En Brasil, se vota por alcalde y miembros de las cámaras municipales cada cuatro años; pero son comicios que ocurren en la mitad del período de las presidenciales. En los cálculos de los expertos, si se suman las abstenciones a los votos blancos y nulos, casi la mitad del electorado: 45,2%, evadió el voto en la primera vuelta.
Las elecciones de este domingo revelan tres desenlaces, con fuertes repercusiones en el desarrollo de los procesos políticos hasta 2022, cuando deben ocurrir los comicios para optar por presidente, gobernadores y parlamentarios. El primer efecto es el fin del discurso antipolítico, de la extrema derecha, que en 2018 llevó a la proclamación de Jair Bolsonaro como jefe del Palacio del Planalto. El segundo impacto es el llamado de atención para los dos partidos tradicionales de Brasil: el PSDB, fundado por el expresidente Fernando Henrique Cardoso; y el Partido de los trabajadores, del expresidente Lula da Silva, que gobernó el país durante 13 años. La tercera marca que dejó este domingo es la germinación de una izquierda “sub-40” que se distancia de algunas antiguas prácticas del PT; se manifiesta por la democracia y, al mismo tiempo, formula salidas para los sectores sociales más postergados.
En los cálculos de los expertos, si se suman las abstenciones a los votos blancos y nulos, casi la mitad del electorado: 45,2%, evadió el voto en la primera vuelta.
Un interrogante surge casi naturalmente: ¿la derrota de los candidatos apoyados por Bolsonaro, en Río de Janeiro y en San Pablo, tuvo que ver con los cambios de tendencias en el mundo? El fracaso del jefe de Estado fue más allá de sus apuestas en las capitales carioca y paulistana. Según revelan los cómputos, más de la mitad de los candidatos apoyados por él o por sus hijos perdieron las elecciones. Las cifras son categóricas: de los 45 concejales a los que respaldó oficialmente en 27 ciudades, solo 10 consiguieron la victoria y el resto se frustró.
Desde luego, a imagen y semejanza de su ídolo, el presidente Donald Trump, Bolsonaro buscó endilgar el revés electoral a su desconfianza frente al cómputo de los votos. “Si no hay una forma confiable de escrutinio, las dudas van a permanecer. Nosotros tenemos que escuchar a la población. No soy yo el que lo está diciendo, es el pueblo”. No es que el fenómeno declinante del bolsonarismo sugiera un fin de la derecha. Más bien, lo que se observa en este momento en los más diversos puntos de Brasil es el resurgimiento de una derecha más civilizada, al decir de los politólogos brasileños como José Moisés, de la Universidad de San Pablo (USP). En una entrevista, el profesor indicó el papel jugado por la pandemia en esta oportunidad. “Llevó a los ciudadanos a percibir que precisan del Estado y de la política”. En su visión aquellos candidatos que permanecieron al amparo de la figura de Bolsonaro “sufrieron los resultados de una evaluación negativa, en las grandes capitales, sobre la conducción de la pandemia. Pero también cuestionaron la posición (del presidente) con relación a las instituciones democráticas”.
Desde luego, a imagen y semejanza de su ídolo, el presidente Donald Trump, Bolsonaro buscó endilgar el revés electoral a su desconfianza frente al cómputo de los votos
Uno de los partidos que salió con contusiones de esta elección fue el PT. Obtuvo menos triunfos que en 2016. Sin embargo, habrá de participar en segundas vueltas en varias capitales y ciudades importantes. Una de ellas es Recife, donde la postulante Marilia Arraes tiene chances de alzarse con la intendencia dentro de dos semanas. También el PSDB perdió espacio a nivel nacional: la suerte le fue desfavorable en 273 alcaldías que dominaba hasta antes de ayer. Es cierto que la reelección de Bruno Covas, actual alcalde de San Pablo, está casi asegurada en el 2º turno. Claro que deberá enfrentar al joven Guilherme Boulos, una de las grandes revelaciones del grupo de los sub-40, junto a Manuela D´Avila de Porto Alegre y la pernambucana Marilia Arraes. Se afirma que el PT cometió un error, como el de competir en la capital paulista con un político de estilo “antiguo”: Gilmar Tatto. Ni siquiera Lula logró convencerlo de que desistiera de la carrera, en la que obtuvo apenas 9% de los votos.
Para analistas como Thomas Traumann, de la Fundación Getulio Vargas “la nueva generación de políticos de la izquierda superó ampliamente los resentimientos de los viejos políticos”. Además, quedó demostrado que el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), escisión del PT, toma la delantera como una opción al “hegemonismo rancio” que aún conserva el partido de Lula.