Ante una multitud de fieles que colmaron la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco dió su primer mensaje pascual y la bendición "urbi et orbi" en donde llamó a la paz en un mundo “dividido por la codicia”.
Además condenó al tráfico de drogas y la trata de personas la cual la consideró como la “mayor esclavitud del siglo XXI”.
El sumo pontífice reclamó también una “solución política” para la “armada” Siria y pidió por el fin de los conflictos bélicos en África y Medio Oriente, tal como lo había hecho durante las celebraciones de Semana Santa.
"Pidamos a Jesús resucitado que transforma la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Sí, Cristo es nuestra paz, e imploremos por medio de él la paz para el mundo entero", exhortó.
El Papa presidió la misa de Resurrección del Señor sin pronunciar homilía y a su término recorrió a bordo del papamóvil la plaza San Pedro.
Francisco inició su mensaje con un sencillo: "Queridos hermanos y hermanas de Roma y de todo el mundo: íFeliz Pascua!", para después hacer un llamamiento a la paz mundial.
"Paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y la explotación inicua de los recursos naturales", señaló.
Durante la bendificón,el obispo de Roma insistió en denunciar "la violencia ligada al tráfico de la droga y la explotación inicua de los recursos naturales", y condenar, tal como lo hacía muchas veces en Buenos Aires junto a la Fundación La ALameda, la trata de personas, a la que consideró "la mayor esclavitud del siglo XXI".
El Papa pidió paz en Asia, "sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación", para Irak y Medio Oriente, y para que israelíes y palestinos reanuden las negociaciones "con determinación y disponibilidad, con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo".
Asimismo, rogó por Africa, en especial por Malí "para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad", por Nigeria "donde lamentablemente no cesan los atentados, que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes" y por el Este de la República Democrática del Congo y por la República Centroafricana.
Al finalizar su mensaje pascual, el Papa argentino impartió la bendición "urbi et orbi", a la ciudad de Roma y a todo el mundo.