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En Sudáfrica hay 50 muertos por un tipo de violencia que se creía desaparecida con el fin del apartheid

Fue la noticia internacional de la semana: Sudáfrica, que será sede del Mundial 2010 de fútbol, vive una ola terrible de violencia xenófoba disparada por la pobreza.

Policías sudafricanos detienen a un hombre durante los hechos de violencia de esta semana.
| AFP

En África subsahariana, Sudáfrica cumple un rol similar al de Estados Unidos en Ámerica o al de Europa en el mundo, el de una Mecca económica hacia donde se dirige un torrente incesante de migrantes en busca de mejores trabajos y vidas más cómodas.

No existen cifras exactas del número de inmigrantes radicados en Sudáfrica, pero el consenso generalizado es que son unos cinco millones, equivalente al 10 por ciento de la población. Tres millones provienen de Zimbabwe; el resto proviene de Mozambique, Malawi, Nigeria, Somalía, Zambia, Congo y otros países africanos, aunque también hay muchos de Pakistán.

Los inmigrantes van a Sudáfrica porque es la economía más desarrollada del continente y el faro económico y político del África subsahariana. No por nada Sudáfrica es considerada una de las economías en desarrollo más importantes del mundo y es mencionada junto a México como potencias en crecimiento casi tan importantes como el BRIC.

Existe, sin embargo, una característica elemental que diferencia a Sudáfrica, como potencia económica receptora de trabajadores, de Europa y Estados Unidos: los altísimos niveles de pobreza y desempleo. La cifra oficial de desempleo es del 25%, pero otras estimaciones la ubican más cerca del 40. La pobreza supera el 50%. En este contexto, parece inevitable que la llegada masiva de trabajadores extranjeros derive en malestar entre las clases empobrecidas.

El apartheid y los Nobel. La lucha contra el apartheid, la misma que la mayoría de los sudafricanos llaman lucha libertadora, fue única en el mundo en que produjo cuatro premios Nobel de la Paz (el fallecido Albert Luthuli, el obispo anglicano Desmond Tutu y los ex presidentes Frederick de Klerk y Nelson Mandela).

El fin del apartheid conmovió al mundo porque marcó el final del último sistema de racismo institucionalizado aplicado por occidentales (en este caso blancos sudafricanos). Para cuando terminó el apartheid, con el llamado a elecciones democráticas en 1993 y con la asunción presidencial de Mandela al año siguiente, Occidente ya no aceptaba sistemas así.

Rainbow Nation . El mensaje conciliador de Mandela cuando llegó al Gobierno, con su llamado a crear una Rainbow Nation ("Nación del arco íris"), una nación de todos los colores, donde personas de diferentes etnias y con colores de piel diferentes (mulatos, negros, blancos, indios, malayos) pudieran convivir en paz, hizo que la transición democrática sudafricana fuese admirada y celebrada en el mundo entero.

El sueño de la Rainbow Nation fue un sueño hermoso y sostenible mientras su creador, Mandela, actuó como el padre de la nación. El sueño tenía sentido en un país como Sudáfrica, donde el color de la piel siempre constituyó un parte elemental del entramado social.

Sin embargo, a medida que su avanzada edad empujó a Mandela (hoy tiene 89 años) a alejarse del día a día nacional, el sueño se fue disipando y sus herederos no mostraron ni por asomo similares ansias por sostenerlo.

El concepto de la Rainbow Nation estaba dirigido por igual a negros oprimidos y blancos opresores, buscaba transmitir el mensaje de que el pasado era sólo eso, pasado, y que el futuro debían construirlo juntos, sin mirar atrás. Nadie contempló que los primeros grandes problemas de violencia masiva del post-apartheid se darían entre negros. El racismo siempre estuvo tan presente que nunca hubo tiempo, o necesidad, de hablar de xenofobia.

Necklacing . Todo país con historia violenta tiene algún tipo de violencia física característica. En Argentina fueron la picana, los cuerpos al mar y, sobre todo, el secuestro de niños. En Sudáfrica fue el necklacing: poner una neumático empapado en nafta alrededor del cuello de una persona para luego encenderlo y dejar que muriese quemado. (Necklacing podría traducirse como "Hacer un lazo al cuello"; " necklace" significa collar)

El necklacing era un arma más en las luchas durante la época del apartheid y era parte de la geografía violenta de los townships (los asentamientos urbanos donde debían vivir los negros y donde se dieron las peleas más violentas de la época). Era, sobre todo, una acción violenta que se creía desaparecida en la Sudáfrica democrática hasta que reapareció la semana pasada, durante la ola xenófoba que ya produjo 50 muertos en dos semanas desde que comenzó en Johannesburgo para luego expandirse hacia Durban y Ciudad del Cabo.

La reparación del necklacing es, si se quiere, símbolo de una violencia que parecía enterrada.

Pobreza, shangaans y pan-africanismo. La violencia de la última quincena es producto de la pobreza. Lo demuestra el hecho de que los ataques contra extranjeros se produjeran bajo la consiga que los extranjeros le sacan trabajo a los sudafricanos.

" Shangaans" es el nombre de las etnias que pueblan sobre todo el sur de Mozambique. " Kill the shangaans" ("Muerte al shangaan") fue uno de los gritos más oídos en las villas miserias de Johannesburgo en las últimas semanas mientas grupos armadas buscaban extranjeros y les exigían irse del país mientras los molían a golpes. La violencia ya ha producido el desplazamiento de más de 10.000 extranjeros, refugiados en improvisados campamentos y en iglesias.

Los extranjeros se sienten especialmente conmovidos por la ola de violencia porque cuando Sudáfrica era dominada políticamente por blancos, los líderes de la lucha libertadora obtuvieron asilo en el extranjero.

Govan Mbeki y su hijo Thabo (actual presidente sudafricano), Joe Slovo, Oliver Tambo, el mismo, Mandela y Jacob Zuma (el actual presidente del partido gobernante y probable sucesor de Thabo Mbeki) fueron algunas de los grandes líderes del African National Conress (el Congreso Nacional Africano, o ANC, es el partido gobernante y principal partido luchador contra el apartheid) que vivieron fuera de Sudáfrica durante sus años de lucha. Todos ellos encontraron refugio en otros países, fuese Zimbabwe, Mozambique, Uganda, Tanzania o países europeos como el Reino Unido o la Unión Soviética.

La lucha del ANC fue siempre apoyada por sus vecinos y, de hecho, el ANC fue un pilar del concepto del pan-africanismo. Tan es así que distintas versiones de Nkosi Sikelel i'Africa, el himno nacional sudafricano, conforman los himnos de Tanzania y Zambia.

Winnie Madikizela-Mandela. La ex-esposa de Nelson Mandela fue una de las pocas líderes anti-apartheid que siempre vivió en Sudáfrica. Su radicalización ideológica, que la llevó a respaldar el uso de violencia, la alejó no solo de su famoso marido sino también de los altos estamentos del ANC. Pero siempre fue (y sigue siendo) una figura respetada popularmente.

En estos días de violencia fue aclamada por ser la única dirigente de importancia en tomarse la molestia de visitar townships para ver con sus propios ojos los acontecimientos de cerca. Los líderes políticos, en cambio, tardaron en actuar.

La actitud de Madikizela-Mandela fue más loada aún porque exigió encontrar soluciones inmediatas mientras el Gobierno demostraba una incapacidad absoluta para actuar. Con Mbeki a la cabeza, el ANC se ha apegado tanto al discurso de culpar al racismo blanco del pasado por la desigualdad imperante, sin mostrar interés en hablar de la pobreza endémica instalada en un país cuya economía crece al 5% anual hace casi una década, que ahora parece no tener idea de cómo actuar.

FIFA 2010. En Zürich debe haber preocupación: Sudáfrica será sede del Mundial 2010. Excepto México en 1970 y 1986, nunca un país con tanta pobreza y condiciones sociales tan poco idílicas había organizado el segundo evento más masivo del mundo (detrás de los Juegos Olímpicos).

La elección de Sudáfrica fue una apuesta riesgosa, pero se tenía confianza en que el país podría organizar la Copa sin problemas. Los acontecimientos de la semana pasada demuestran que el país es un hervidero. Pocas veces la ostentación del deporte mundial contrastará tanto con el mundo aledaño.

*Editor de Perfil.com.