Que la política de derechos humanos de China no es impecable es algo que reconoce incluso su presidente, Hu Jintao. Pero ahora, por primera vez y en medio de un Estado que controla toda la información, un hombre relató cómo se llevan a cabo los fusilamientos en el país más poblado del mundo.
Hu Xiao es un veterano oficial de la policía judicial. Su trabajo es fusilar a los prisioneros condenados por homicidios y otros crímenes de pena capital.
"No es tan complicado como piensa la gente. Todos usamos rifles, nos paramos a cuatro metros del condenado, apuntamos, gatillamos y listo", dijo el hombre al diario Beijing Evening News, según reprodujo el sitio de la agencia Reuters.
La mayoría de los prisioneros, contó Hu Xiao, están tan aterrorizados que no se pueden mantener en pie antes del fusilamiento. La excepción fue un ex soldado condenado por homicidio: "se paró y corrió hacia nosotros. El resultado fue un objetivo en movimiento que fue derribado", comentó.
China ejerce un férreo control sobre la información, y no publica estadísticas sobre la cantidad de gente que ejecuta. Pero organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnesty International, dice que la cifra es la mayor de todo el mundo y se calcula en miles por año. Estados Unidos, en comparación, ejecutó a 46 personas en 2010, casi todas por inyección letal.
Cuando comenzó con su tarea, Hu Xiao observaba a otros agentes realizar los fusilamientos. Luego fue su turno: sólo estuvo nervioso una vez, pero por miedo a fallar al blanco y pasar vergüenza frente a sus compañeros. Tampoco parece sentir remordimiento por su trabajo: "Toda esta gente obtuvo lo que merecía por sus crímenes", dijo, según Reuters.