Una investigación realizada por el portal norteamericano ProPublica reveló un aceitado mecanismo a través del cual compañías farmacéuticas norteamericanas atraen con variadas promociones a ciudadanos mexicanos para vender su plasma sanguíneo a cambio de un pago en dólares.
De acuerdo a la investigación realizada por la periodista Dara Lind, las empresas utilizan anuncios de Facebook y volantes coloridos que prometen fuertes recompensas en efectivo para convencerlos.
Los donantes pueden cobrar hasta 400 dólares por mes si donan dos veces por semana y obtienen distintos incentivos, incluidos bonos por reclutar amigos o familiares. A diferencia de otros países que limitan o prohíben las donaciones de plasma pagadas en una alta frecuencia por cuidado de la salud, en Estados Unidos se permite a las empresas pagar a los donantes y tienen controles de salud laxos.
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Ante la consulta de ProPublica, las compañías de plasma afirmaron que sus pagos no son salarios, sino "compensaciones" por el tiempo de los donantes, ya que el proceso a menudo requiere largas esperas y una hora o más conectado al equipo de extracción de plasma.
"Los donantes de plasma son compensados por el tiempo y el compromiso de ser un donante de plasma regular", dijo la compañía farmacéutica Grifols, con sede en Barcelona, España, y administra 17 centros de donación de plasma a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, más que ninguna otra empresa.
Estados Unidos es el mayor proveedor de plasma sanguíneo en un mercado global de 21 mil millones de dólares. Los datos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) muestran que de los 805 centros de donación de plasma del país, 43 están ubicados a lo largo de la frontera sur, hasta 100 kilómetros de México.
Según los documentos internos de Grifols, las clínicas fronterizas son las más productivas. Si bien la mayoría de los centros reciben alrededor de mil donaciones pagas por semana, los centros en la frontera cuentan con más de 2.300. Los documentos muestran que los centros fronterizos también tienen el rango más alto en frecuencia de donantes; encabezan la lista de centros con clientes que donan 75 veces o más por año.
Las compañías dicen que siguen numerosas precauciones de seguridad y buscan nuevos donantes porque enfrentan una necesidad crítica a medida que aumenta la demanda de productos farmacéuticos para salvar la vida hechos de plasma, un líquido amarillento extraído de la sangre que contiene anticuerpos que defienden contra las enfermedades.
Los centros son propiedad de Grifols, CSL con sede en Australia, y BPL un jugador emergente con sede en el Reino Unido. La norteamericana GCAM, por su parte, tiene cuatro centros en la frontera sur.
La FDA exige que las compañías controlen la salud del paciente antes de cada donación. En algunos centros de CSL, el monto del pago depende del peso corporal, que determina la cantidad de plasma sanguíneo que se puede recolectar. Los donantes que pesan entre 50 y 70 kilos reciben 20 dólares por donación, mientras que los donantes entre 80 y 180 kilos ganan hasta 40 dólares. No obstante, cuando una persona no termina la donación por la razón que fuere, no recibe el pago.
Al ser consultado sobre la legalidad de esta práctica, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los EEUU, que regula la inmigración legal al país, confirmó que las compañías podrían estar sujetas a demandas si participan en un "patrón o práctica de contratar extranjeros no autorizados a sabiendas", incluidas las personas que están habilitadas para trabajar legalmente en los EEUU.
De acuerdo a la investigación, hay poca información sobre las consecuencias a largo plazo de las donaciones frecuentes de plasma. Algunos científicos sostienen que los anticuerpos de un donante deben analizarse después de cada quinta donación, y algunos países europeos como Alemania lo requieren. Pero la FDA en un comunicado defendió su requisito de que los niveles se verifiquen cada cuatro meses, diciendo: "Reconocemos que los reguladores en otros países pueden llegar a conclusiones regulatorias diferentes incluso cuando se consideran los mismos datos".
En esta línea, la Asociación Terapéutica de Proteína Plasmática, una organización comercial que representa a compañías farmacéuticas con fines de lucro productoras de plasma en América del Norte y Europa, le dijo a ProPublica que los donantes no son empleados de centros de plasma y que "solo una persona legalmente permitida en los Estados Unidos puede ser aceptado como donante".
En tanto, CSL y Grifols, las compañías dominantes en la frontera de EEUU, solo aceptaron dar declaraciones por escrito. Grifols enfatizó que "todos los donantes, independientemente de su procedencia, deben cumplir con todos los requisitos de salud, reglamentarios y legales necesarios para donar. Sin excepciones". CSL dijo que la compañía "cumple con todas las leyes en los países en los que operamos".
Según detalla la investigación, la sangre y las vacunas se encuentran entre las exportaciones estadounidenses más valiosas. En 2018, Estados Unidos recolectó 41 millones de litros de plasma destinados a la producción de medicamentos, y casi la mitad de eso se envió al extranjero.
Alrededor del 78% del plasma sanguíneo exportado desde EEUU tuvo como destino Alemania, España y Austria, donde Grifols, CSL y otros operan grandes plantas de procesamiento de plasma de alta tecnología. A su vez, gran parte de los medicamentos producidos luego se vuelven a importar y se venden en EEUU.
MS/ CP