CIENCIA
tratamiento experimental con sangre

Crece el uso de la plasmaterapia en estética y advierten sobre sus riesgos

default
default | Cedoc

Es el tratamiento estético de moda entre hombres y mujeres que buscan atenuar las arrugas, mejorar la consistencia de la piel y disimular cicatrices y líneas de expresión, sin alterar los rasgos o la apariencia. Creció en popularidad gracias a sus adeptas famosas:  Kim Kardashian, Madonna, Cameron Díaz y las locales Charlotte Caniggia y Vicky Xipolitakis. La plasmaterapia –técnicamente bioestimulación por Plasma Rico en Plaquetas (PRP)– se expandió, y hoy en Argentina se ofrece inclusive a través de los sitios de descuento online a $ 300 la sesión.
Aunque se publicita como un tratamiento estético mínimamente invasivo, especialistas y autoridades sanitarias advirtieron sobre sus riesgos, ya que si bien el PRP se utiliza hace algunos años para favorecer la cicatrización (por ejemplo, en cirugías maxilofaciales), no está aprobada para uso estético. Esto implica que no fue estudiada para ese fin y no existen investigaciones científicas que avalen sus resultados.

“Al margen de la odontología, los trabajos científicos sólo aprueban el uso de PRP para úlceras diabéticas o problemas de articulaciones. Lo que pretendemos es que, pese a no estar aprobada, su utilización en estética al menos se controle mediante el asesoramiento de un hematólogo, ya que por la Ley de Sangre (Nº 22.990) son ellos quienes tienen la potestad y la exclusividad para realizar procesos relacionados con la sangre. El problema es que por lo general lo aplican esteticistas o cosmetólogas, y en algunos pocos casos, médicos dermatólogos”, explicó a PERFIL Oscar Walter Torres, presidente de la Asociación Argentina de Hemoterapia e Inmunohematología (AAHI).

Sin control. Ocurre que no cualquier profesional está capacitado para desarrollar el PRP, un concentrado de entre cuatro y seis tubos de sangre extraída del antebrazo de quien solicita el tratamiento, que luego se centrifuga durante nueve minutos, para después “activarse” gracias a la combinación de cloruro de calcio. Recién ahí ese gel de entre 600 mil y un millón y medio de plaquetas/mm se aplica a través de inyecciones  en el rostro.

“Sin control y realizando el proceso sin seguir los estándares adecuados el material sanguíneo puede contaminarse y generar una infección. Ese es el principal riesgo”, agregó Torres y comentó que la AAHI envió cartas documento al Ministerio de Salud y a diferentes centros que ofrecían capacitación y tratamientos. Además, creó un Comité de Expertos cuyo trabajo es sentar las bases desde lo legal y docente. Sus recomendaciones están siendo analizadas por la cartera sanitaria nacional, con el fin de generar normas para la producción, el procesamiento y el almacenamiento del PRP.
“Se trata de un procedimiento cuyo valor terapéutico e indicaciones no están protocolizados, así como tampoco existen guías de uso  o evidencia de resultados. Por lo tanto, actualmente es un tratamiento que el médico efectúa bajo su responsabilidad. Pese a eso, en estética hay que cuidar especialmente el consentimiento informado, la validación y los controles de calidad que descarten la contaminación bacteriana”, concluyó Mabel Maschio, coordinadora del Plan Nacional de Sangre del Ministerio de Salud.