B lacksburg, Estados Unidos.- La cólera se adueñó el lunes de la Universidad Virginia Tech, donde estudiantes y padres acusan a la dirección del centro educativo de no alertar a tiempo de la presencia del asesino en el campus, algo que hubiera evitado el segundo ataque y la pérdida de 33 vidas.
"Hubo una pausa de más de dos horas (entre los dos tiroteos). No hay excusas para eso, para esa falta de información", acusó Erin Mabry, de 25 años, estudiante de Virginia Tech.
La policía fue advertida sobre un primer tiroteo a las 07H15 locales en el que dos personas murieron en la residencia estudiantil Ambler Johnston. Los alumnos recibieron recién a las 09H26 locales un correo electrónico que les informaba sobre el tiroteo, sin darles siquiera instructivos sobre si debían permanecer o dejar el campus.
"Creo que hubo negligencia", indicó Mabry, que regresó a su casa, tras la primera alerta para informarse por la televisión. Un segundo correo, divulgado a las 09H55, advirtió a los estudiantes que un "francotirador descontrolado" estaba en el campus. "Nos sugería permanecer donde estábamos y lejos de las ventanas. ¿Pero dónde estaba la seguridad del campus?", se interrogó la joven.
En este segundo tiroteo, perpetrado en un edificio de laboratorios y salones de clase, al menos 31 personas murieron incluido el agresor, que se suicidó. "Hicimos lo mejor que pudimos teniendo en cuenta la poca información con la que contábamos en ese momento", argumentó el presidente de la universidad Charles Steger, durante una conferencia de prensa.
La investigación tampoco determinó hasta el momento si los dos ataques fueron perpetrados por el mismo hombre. Tras el primer incidente, la policía creyó que se trataba de un tiroteo aislado motivado por un asunto privado, indicó el responsable de policía de la universidad, Wendell Flinchum.
La universidad Virginia Tech cuenta con 26.000 estudiantes que realizan cursos de todo tipo, pero básicamente científicos. De ellos, 9.000 residen en el campus, que no tiene cámara de vigilancia. "Hemos utilizado todas los medios de comunicación a nuestro disposición", insistió el presidente de la universidad, que indicó que 36.000 correos fueron enviados y que el sitio en internet del centro educativo fue actualizado.
"Hicieron lo que pudieron, pero si hubieran enviado los correos más temprano, muchas vidas se hubieran salvado", estimó Savannah McReynolds, una estudiante de biología de 18 años.
Para Lorraine Watkins, madre de una estudiante de 19 años, Lauren, que condujo durante más de cuatro horas para ver a su hija tras ser informada del ataque, las autoridades deberían haberse comunicado con los alumnos ni bien sucedió el primer tiroteo.
"En el momento que alguien asesinó a dos estudiantes en un dormitorio tendrían que haber dado información masiva e inmediata de lo que sucedía", opinó Watkins.
Cuerpos cubiertos de sangre que eran retirados del edificio, estudiantes que saltaban por las ventanas para escapar de los disparos, confusión y pánico fueron parte del trágico escenario montado el lunes en esta respetada universidad estadounidense.
Otro estudiante que se presentó como Paul contó en internet el caso de su novia, Kate, que recibió un balazo en la mano. El tirador, "que tenía un aire asiático", ingresó en un salón de clases y disparó de 8 a 12 veces antes de partir a otra sala, dijo.
El campus fue cerrado y se pidió a los profesores y empleados que volvieran a su casa. La universidad tiene previsto reabrir hoy para una ceremonia de duelo y los cursos fueron suspendidos hasta mañana.